El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, va a
entrevistarse, probablemente dentro de unos días, antes de agosto, con el
presidente de la Generalitat, Artur Mas, en un diálogo que quedó roto cuando el
presidente catalán pactó la fecha y la pregunta de la consulta o referéndum
independentista con los partidos de izquierda, a excepción del PSC, el pasado
mes de diciembre.
Ahora se
vive en Catalunya la fase de si ha pedido esta reunión Artur Mas, Mariano Rajoy
u otro. Esto hoy no tiene ninguna importancia, pues lo importante es que se
vean, y para mí el auténtico artífice de este encuentro se llamada Felipe VI
que actúa como poder moderador del Estado. En Catalunya los periódicos, las
radios y las televisiones, se llenan de contenido en este tema, al tiempo que
informan de que la ponencia de la Ley de Consultas catalana en el Parlament
Català ha dado ya su dictamen para que esta sea estudiada en la comisión correspondiente.
La ley
de consultas, que será aprobada este mes, prevé que el gobierno catalán pueda
convocar una consulta a los ciudadanos mediante un censo que elaborará la
propia Generalitat. Actualmente el censo está en manos de los ayuntamientos,
los cuales solo lo pueden ceder si se lo pide el gobierno central, para
celebrar elecciones o referéndums. Es un escollo muy importante para el
gobierno de Artur Mas de cara a la consulta o referéndum del 9-N: los
ayuntamientos no podrán facilitar el censo sin permiso del gobierno de Madrid.
Esta ley tiene el voto favorable también del PSC, con la salvedad que no se
podrá aplicar para la consulta del 9-N.
Volvamos al encuentro entre Rajoy
y Mas. Es evidente que si los dos quieren entrevistarse es que algo llevan en
las alforjas más allá de la literatura oficial de la que ambos han hecho gala durante todo este año 2014. No
pueden sentarse y hablar para decir lo mismo. La Generalitat afirma que la
consulta/referéndum debe ser legal y que, si no sale, hay un “plan B”. Pero
también dice Mas que en el proceso soberanista/independentista no debe haber “ni
vencedores ni vencidos”. Hoy no se ve así en el paisaje político catalán. ¿Qué
significa que no haya vencedores ni vencidos? Simplemente que haya un acuerdo amistoso
entre las partes. Como ya hemos dicho, Catalunya solo será independiente si lo pacta
a buenas con España y con Europa. Pero los partidarios de la independencia no
dicen eso, sino que con razonamientos a veces florentinos y a veces
rocambolescos, piden la independencia “sí o sí”. Aquí se dice todo y lo
contrario de todo, dicho con expresión florentina-boloñesa italiana.
Europa, las instituciones
europeas, ya ha dicho, por activa, pasiva y perifrástica, en la anterior
legislatura y en la actual, que el tema catalán es un tema español, que debe
resolverse dentro de España, y que una Catalunya independiente no será un nuevo
estado europeo, sino que deberá pedir la admisión. Aquí siguen machacando que
esto son palabras, que cuando lleguen los hechos Europa despertará porque
Catalunya es un territorio muy importante, imprescindible, para la economía
europea. Además, hay varios informes de eminentes juristas, con minuta pagada
por la Generalitat, que contradicen las tesis oficiales de la Comisión y del
Consejo de Europa.
En definitiva, quienes piden en
un entendimiento entre Catalunya y España esperan que de la reunión Rajoy-Mas salga
un principio de diálogo o acuerdo para que se puedan reconstruir los puentes
que hoy están rotos. El único que ha hablado hasta ahora del contenido de la
reunión es el gobierno de Mariano Rajoy. La portavoz Soraya Sáenz de Santamaría
dijo que el dialogo en ningún caso podrá suponer la aceptación por parte del
gobierno de la consulta/referéndum catalán porque está contra la Constitución y
contra la decisión de las Cortes que en un 85 por ciento rechazó la consulta.
Entonces, ¿de qué hablarán?
Seguramente de la consulta, de los informes jurídicos que dan validez
constitucional, según Artur Mas, a esta, y también la situación de ahogo
económico en que se encuentra la Generalitat, cuyo conseller de Andreu Mas-Colell
debe afinar el lápiz cada fin de mes para hacer frente a la nómina de la
Generalitat y a los gastos generales de la misma para seguir funcionando sin
saber lo que pasará el mes próximo, es decir si tendrá o no que pedir dinero al
Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) para tapar los agujeros. También se hablará, seguramente, de un
futurible cambio constitucional, en el que incorpore CiU, además del PSOE e IU
cuando estas formaciones consoliden su mensaje y sus reorganizaciones internas.
Se hablará, claro está, de la política europea, pues el gobierno catalán tiene
mala prensa en las cancillerías europeas a causa de su política secesionista.
Y no olvidemos. Felipe VI no es
ni será un espectador en todo ese proceso de diálogo entre Rajoy y Mas.
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