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Las operaciones del Rey un problema para España

Por Salvador Aragonés
Doctor en Periodismo y profesor emérito de la UIC

                El rey Juan Carlos ha sido sometido a su quinta operación en un menos de dos años, y la caída que tuvo en la caza de elefantes en Botsuana ha tenido unas consecuencias políticas impensables. No solo el Rey tuvo que pedir disculpas por haber ido a la caza de elefantes, sino que su caída ha arrastrado varias intervenciones, además de las que ha tenido en la columna y en la rodilla.
                
                El Rey soporta mal que se hable de sus dolencias y enfermedades, pero un rey no puede sustraerse al interés de sus ciudadanos en lo que a su salud se refiere, porque afecta a todos. Desde estas páginas reclamamos a primeros de este año que había sonado la hora de que el rey Juan Carlos pensara en abdicar a favor de su hijo el príncipe Felipe. Desde entonces mucho se ha hablado de abdicación y en la Zarzuela son conscientes de la caída de fervor popular que tiene el Rey y la Familia Real. Dice en los mentideros se dice que el Rey “tiene mala pata” pues la intervención de cadera ocurre cuando la Zarzuela proyectaba una nueva imagen del Rey.

                Tan preocupados están por la situación del Rey en la Zarzuela que por vez primera la quinta intervención del Rey en los últimos dos años fue anunciada en una rueda de prensa totalmente inusual, con los médicos y el Jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno. La primera pregunta fue si el Rey abdicaría, y la respuesta fue tajante: “nunca se le ha pasado por la cabeza”. De este modo la Casa Real salía al paso de las especulaciones que nuevamente hubieran salido sobre la operación del Rey.

                O sea que el Rey no abdica porque des su voluntad y el caso está cerrado por ahora. De todas formas se ha visto a un Juan Carlos deteriorado, no solo físicamente, y esto impide mantener una agenda apretada para un Jefe de Estado. En la Zarzuela rechazan todo paralelismo con otras monarquías, como la holandesa o la belga, cuyos monarcas han abdicado a favor de sus hijos a partir de una edad, y se miran al espejo de la monarquía británica donde la reina Isabel mantiene a la espera a su hijo el príncipe Carlos el cual está en la edad de jubilación si trabajara en el mundo laboral.

Los temas del Estado

                Se ha comentado que no abdica porque España tiene muchos problemas y los tiene también la Familia Real y el Rey prefiere enderezar él las cosas. En primer lugar, en los asuntos del Estado, España está ante una crisis económica muy fuerte aunque parece que empieza a enderezarse en los niveles macro-económicos. Después están los secesionismos  de Catalunya y el País Vasco, lo que es ya tradición en la España de los últimos 150 años. Luego está la reforma de la Constitución. Los socialistas quieren una España Federal y muchos son los partidos que señalan que las autonomías tal como están planteadas hoy son inviables. España necesita un nuevo marco de entendimiento y ajuste territorial y entre las distintas piezas del Estado. Por todo ello, en estos momentos hay un ambiente de cerrar filas en torno al Rey, tanto en los políticos como en los medios de Madrid.

En lo familiar

                En lo familiar, el caso Urdangarín ha dañado mucho a la Familia Real y el Rey se ha sentido dolido, de ahí que haya optado por una mayor transparencia en sus ingresos y sus gastos, y ha aclarado la herencia de su padre, don Juan. Tras la marcha de la infanta Cristina a Suiza con sus cuatro hijos, el frente familia del Rey aparece hoy con mejor imagen. Ahora puede verse una familia más unida y en consecuencia más responsable de sus funciones. Se le da más protagonismo a la reina Sofía –el beso espontáneo al Rey en una recepción tiene un gran valor—y a la infanta Elena.

El príncipe Felipe

                El príncipe Felipe –que no tiene un “status” propio aunque lo prevé la Constitución (art. 57)-- ha tenido que asistir a actos y recepciones en lugar del Rey y todos coinciden que lo ha hecho muy acertadamente, como la defensa de la candidatura olímpica de Madrid 2020. Pero el Príncipe, que no es ni siquiera aforado como lo son los diputados y senadores, no tiene la capacidad constitucional de sustituir al Rey en aquello que es propio de la función del Rey como Jefe del Estado, como por ejemplo sancionar y promulgar las leyes o aceptar la dimisión o renuncia del presidente del Gobierno. Ahora cunado parecía que los dos principales partidos admitían que es hora de desarrollar la Constitución y dar al Príncipe Heredero un “status” que reconozca jurídicamente la figura del heredero, Rajoy lo ha bloqueado completamente en Nueva York, al parecer tras haber escuchado al Rey, diciendo que no es necesario. La princesa Letizia no puede quitarse el hecho de que los españoles no la valoren lo que ella querría y la Reina tiene una valoración superior a ella.


                De todas maneras, en lo que se refiere a la sucesión del rey Juan Carlos conviene señalar cuatro puntos. Primero, el príncipe Felipe no va a hacer nada para cambiar la voluntad de su padre al que respeta como Rey y quiere como padre. Segundo, los dos principales partidos, el PP y el PSOE, creen que una abdicación en estos momentos sería inoportuna. Tanto Rajoy como Rubalcaba se han acomodado al Rey y no se encontrarían tan a gusto con su sucesor. Incluso a Cayo Lara no le gusta la abdicación sino que pide una nueva constitución para votar si el pueblo quiere la Monarquía.  Tercero, los llamados “nacionalismos periféricos” son conscientes que el Rey representa la unidad de España y en consecuencia intentará todo lo posible para encontrar un encaje a Catalunya y Euskadi en al Estado. Cuarto, el Ejército tampoco está para abdicaciones en los altos mandos. Esto no quiere decir que hay Rey para rato, sino que ahora la abdicación no está en la agenda de quienes controlan los resortes del  Estado. Pero nadie duda que las operaciones del Rey sean un problema para España, dadas las ausencias a las que se ve obligado. 

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