Por
Salvador Aragonés
Doctor
en Periodismo y profesor emérito de la UIC
Sorprende
a la opinión pública, tanto creyente como no creyente, el modo de expresarse el
papa Francisco y el contenido de sus comentarios y pensamientos. El papa, lleva
ya medio año al frente de la Iglesia, ha ido desgranando sus pensamientos sobre
cómo debe ser la Iglesia y quiere llegar a sus raíces. Su preferencia por los
pobres y su sencillez de vida son un fuerte testimonio. El lenguaje del papa a
veces puede ser tergiversado cuando a sus palabras se les quita de su contexto.
A
los periodistas nos encanta el papa Francisco porque cada intervención suya
produce al menos un titular. Hay quien ha dicho que “el papa habla con
titulares”, lo cual no es cierto. El papa Francisco es reflexivo, profundo,
aunque su modo de expresarse es popular, como cuando dijo que hay religiosos y
monjas que parecen “solterones” porque carecen de esta paternidad y maternidad
implícita en su vocación de acoger a hombres y mujeres con el amor que Cristo
tenía a los suyos, y por eso carecen de fecundidad religiosa.
Una
de las tareas que deberá abordar el papa Francisco en las próximas semanas será
la reforma de la curia de Roma, pues va a recibir a la comisión de ocho cardenales
de todos los continentes que han intervenido en la elaboración de un documento
al respecto. La idea central es que la curia de Roma ha de estar al servicio de
las conferencias episcopales y de los obispos, adelgazando los funcionarios de
Roma y particularmente reformando la Secretaría de Estado. La curia es el
gobierno de la Iglesia y ayuda al papa en sus funciones.
El
papa Francisco ha tenido recientemente una entrevista en la revista “Civiltà
Cattolica”, de los Jesuitas, que es una revista que tiene más de 150 años y que
sus textos son revisados por la Secretaría de Estado, lo que hace que esta
revista no sea oficial, pero sí “autorévole” como dicen los italianos, es decir
que tiene una cierta autoridad. Y es normal que el papa Francisco, Jesuita como
es, haya querido dar su primera larga entrevista a la revista que él ha leído
tanto y que le merece toda confianza. Leer la entrevista entera se palpa la
espontaneidad del papa, pero al mismo tiempo su contexto, pues los titulares son
solo indicativos y no sirven si no van en su contexto.
Así,
por ejemplo, en el tema de los homosexuales, el papa dice que conoce
homosexuales que se sienten “heridos” porque “sienten que la Iglesia siempre
los ha condenado. Pero la Iglesia no quiere hacer eso”. Y añadió que si “un
homosexual tiene buena voluntad y busca a Dios, yo no soy quién para juzgarlo…
lo dice el Catecismo” de la Iglesia, el cual aprecia a los homosexuales y pide
comprensión y afecto para los mismos. Y el papa añade: “hay que tener siempre
en cuenta a las personas” sea cual sea su situación, y acompañarlas “con
misericordia”. La misericordia es uno de los puntos clave en que se apoya
siempre la predicación del papa Francisco cuando habla de los hombres, que por
muy pecadores que sean. Dios es misericordioso, y en este sentido enlaza con la
teología de la misericordia elaborada por Juan Pablo II. Por eso la Iglesia
tiene el sacramento de la penitencia, del perdón. Y aquí otro titular del papa
Francisco: “El confesionario no es una sala de tortura, sino el lugar de
misericordia” donde el Señor nos empuja a ser mejores.
Y
seguidamente añade el papa Francisco que los confesores están para el perdón, y
“no podemos seguir insistiendo solo sobre cuestiones referentes al aborto, al
matrimonio homosexual, o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Por lo demás
ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de las Iglesia, pero no es
necesario estar hablando de estas cosas sin cesar”. Y lo dice el papa por
experiencia personal. Una labor misionera no se obsesiona por transmitir un
conjunto desarticulado de doctrinas para imponerlas insistentemente, sino que
busca lo esencial, transmitir el amor de Dios, la fe y la esperanza. Una buena
homilía debe comenzar por el anuncio de la salvación. Después vendrá la
catequesis.
Las
sorpresas que causa el papa Francisco con su lenguaje directo y popular, se
debe también porque contrasta con otro lenguaje muy académico e intelectual de
su antecesor el papa Benedicto XVI. De todas maneras, no hay duda que el papa
Francisco será un reformador pero no tocará nada de lo esencial. Ya dijo por
ejemplo que el tema del sacerdocio de las mujeres está cerrado, pero al mismo
tiempo dijo que la mujer ha de tener un rol más importante y debe elaborarse
una teología sobre la mujer, y añadió que del mismo que hay que evitar el
machismo, también hay que evitar el “machismo con faldas”.
Después, otro titular del papa Francisco: “jamás
he sido de derechas”, pero no lo dice en
un contexto político, sino en el contexto de haber tomado decisiones
apresuradas y autoritarias cuando era joven y de haber sido calificado de
“ultra-conservador” en materia religiosa. Además, el papa es argentino donde derechas
tiene una connotación particular. Este tema ha levantado polvo en España, pero
no en otros países. Así, por ejemplo, la traducción en Francia fue de “jamás he
sido conservador”, que no coincide con las traducciones dadas en español y en
inglés, que hablaban de derechas, y esta traducción se ha criticado en Francia.
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