El Gobierno piensa entrar
en las Cortes el nuevo proyecto de Ley de Educación, LOMCE, para antes del
verano. Va a ser la quinta ley que
apruebe las Cortes desde que hay democracia. En un tema tan capital para el
país como es la educación no hay consenso. No hay este consenso que hubo en la
redacción del texto constitucional (artículo 27) y nuevamente la educación se
ha convertido en carne de cañón ideológica, con el triste resultado que nos
jugamos el futuro de varias generaciones. Todos los países europeos tienen un
modelo educativo, que será mejor o peor,
pero en España con 35 años de democracia la educación sigue siendo una batalla
ideológica y un barco que navega en alta mar.
Estamos ante una escuela por debajo de la media en
cuanto a nivel educativo (competencias y conocimientos) adquirido por los
alumnos, según el Informe Pisa. ¿Dónde está el problema? Los sindicatos y la
izquierda española hablan de falta de recursos, pero los datos de Europa
muestran que, por ejemplo, los profesores de las escuelas públicas españolas
son de los mejor pagados, pues el coste de alumno/año en el sector público es
de unos 7.700 euros al año. La ratio relativa más elevada entre los salarios
mínimos del profesorado y el PIB per cápita se observa en Alemania (141%),
España (136%) y Portugal (133%), según datos de la UE de 2012.
En España el fracaso escolar o abandono prematuro supone
el 26,5 por ciento de los alumnos, que no acaban ESO, con una escolarización
“obligatoria” hasta los 16 años, y así en muchas escuelas no saben qué hacer
con alumnos que no van a clase o si van no les interesan nada los estudios al
no tener un itinerario alternativo en esas edades. La ley que estableció la
escolarización obligatoria (la LOGSE en 1990) hasta los 16 años, eliminó la
posibilidad de que los alumnos a partir de los 14 años aprendieran un oficio o
tuvieran un itinerario educativo adecuado a sus intereses. La Formación
Profesional sigue desprestigiada, y por este motivo los alumnos prefieren la
universidad. España es uno de los países con mayor número de titulados
superiores de Europa (40,6% de la población entre 30 y 34 años), según la UE. A
algunos políticos se les llena la boca diciendo que “somos el país con la
juventud es la mejor formada de la historia”. Y no es cierto, porque esta
formación tiene un desequilibrio entre la universidad y la formación
profesional, entre la oferta y la demanda de trabajo, lo que produce, entre
otros factores, la existencia de un paro juvenil de un 57 por ciento, según el
INE. Buena parte de este 57 por ciento son jóvenes “ninis”, es decir “ni trabajo ni estudio” o como se ha dicho siempre
jóvenes sin oficio ni beneficio.
Del bajo rendimiento no tiene la culpa la inmigración
como dicen algunos para justificarse, pues mientras en España la media de
inmigrantes en las aulas es del 9,9 por ciento, en La Rioja es del 16,7 por
ciento y es la comunidad que tiene los mejores resultados en el informe Pisa.
Los profesores adolecen, a veces, de una preparación
deficiente en los orígenes, dado que la enseñanza obligatoria a los 16 años
motivó la entrada con poco control de profesores sin medir su calidad
pedagógica o su auténtica vocación docente. Los padres, por su parte, exigen
poco a los hijos y no les inculcan el espíritu del esfuerzo y del sacrificio
como tampoco se les exige en la escuela. Además, la escuela, para evitar
aumentar el fracaso escolar, baja el nivel de exigencia y no premia la
excelencia de los alumnos. El listón está cada vez más bajo. El profesorado,
además, debe cumplir un currículo muy poco adaptable con lo que no se fomenta su sentido de la
responsabilidad y su capacidad creativa, mientras que los directores no tienen
ningún estímulo para dirigir como es debido un centro, ni por el sueldo (cobran
poco más de 300 euros al mes que un profesor normal) ni ejercen la autoridad
porque temen las relaciones futuras con sus colegas del claustro. Si a esto
añadimos que la escuela pública está muy sindicalizada, las posibilidades de
cambio son pocas.
En España los partidos de izquierdas y los sindicatos
siguen diciendo que la escuela recibe poco dinero en su conjunto. Lo que ocurre
es que el sistema español mezcla dos tipos de escuela, la pública (donde el
coste del alumno es de 7.700 euros año) y la privada concertada donde el coste
del alumno por año está en los 3.500 euros anuales. La escuela concertada representa el 31,8 por
ciento del total, lo cual hace que los costes globales sumando todas las
escuelas –públicas y concertadas-- sean menores en España que en otros países
europeos donde el sector privado es más bajo. España destina un gasto público por alumno, un 21% más que la media de la
OCDE y la UE. Este gasto es superior en todos los niveles educativos. Es cierto
que España tiene más horas lectivas (875 horas al año, cuando la media de la
Unión Europea es de 750), pero la ratio alumnos/profesor está muy por debajo,
siendo en España la media del 13,2 en primaria y del 10,1 en secundaria
mientras que en la OCDE es del 15,9 y del 13,7 respectivamente, en el 2010. Además,
los profesores españoles cobran ya el sueldo íntegro al primer día de iniciar
su profesión y es el mismo toda la vida, por lo que le faltan estímulos
económicos cara al futuro (en del Reino Unido los profesores van aumentando
gradualmente su sueldo, empezando en niveles más bajos).
¿Resuelve estos problemas la LOMCE? En realidad la
LOMCE cambia pocas cosas en relación con la LOE actualmente en vigor. Uno de
los cambios es que quiere hacer públicas las evaluaciones de los centros,
con el fin de los padres conozcan cuál
es el nivel de conocimientos y competencias de cada centro, lo cual disgusta a
los profesores ya que nadie quiere retratarse públicamente en el ejercicio de
su profesión, profesión que como hemos dicho está muy sindicalizada. Las
autonomías con lengua propia se quejan también de una ley centralista. El otro aspecto que modifica la ley es la
situación de la educación diferenciada, extendida hoy por muchos países
occidentales, pero que sólo afecta en España a unos 200 centros de un total de 33.026,
esto es un 0,6 por ciento de la enseñanza.
Entonces cabría decir, ¿para eso se hace una nueva
Ley Orgánica de la Educación? No se toca el fondo de los problemas. Tanto el PP
como el PSOE no quieren dejar el gobierno sin tener una ley propia sobre la
educación. Y así vamos de ley en ley, de un modelo educativo a otro, mientras
millones de niños españoles son utilizados como caldo de cultivo ideológico de
unos y otros sin que mejoren sus conocimientos y sus competencias.
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