El
Cónclave ha entrado en su fase resolutiva y los 115 cardenales electores, tras la misa Pro Eligendo Romano Pontífice, entran en el Cónclave entonando el cántico “Veni Creator”, un himno al Espíritu
Santo para que les ilumine en la elección del nuevo Obispo de Roma y Pontífice
de la Iglesia Universal, y las letanías de los santos. Después, ante los
Evangelios, hacen un juramento cada uno de guardar lo establecido por la
Constitución Apostólica Regimini Dominici
Gregis, entre cuyos preceptos está el guardar secreto.
En el
momento de cerrar la puerta del Cónclave se pronuncia la frase “Extra omnes!” (¡Todos fuera!), de modo
que los cardenales se quedan solos sin ningún contacto con el exterior. El
nuevo papa será elegido por estos 115 cardenales que forman el Cónclave y tendrá un mínimo de 77 votos.
El
primer día, ya por la tarde, los cardenales electores hacen una votación de
prueba para conocer los mecanismos de la elección. El miércoles, a las 10 de la
mañana empieza la primera votación. Cada cardenal, al depositar su voto ante la
urna en la Capilla Sixtina deberá decir: «Pongo por
testigo al Señor Jesús, quien ha de juzgarme, que elijo al que, según Dios,
creo debe ser elegido». Las votaciones serán dos por la mañana y dos por
la tarde, cuyo resultado se conocerá a través de la “fumata” o humo que saldrá
de la chimenea exterior. Esta chimenea es el único contacto que tienen los
cardenales electores con el exterior. Las fumatas se prevén a las 12 y a las 19
horas en caso de no ser elegido el papa. De ser elegido saldrá la fumata blanca.
Una vez
elegido el Pontífice se procede a su aceptación. El nuevo papa debe aceptar el
cargo de Obispo de Roma y así se lo pedirá el cardenal decano, que será, en el
Cónclave, el cardenal Re. Si el elegido acepta se procede después a la
proclamación una vez haya elegido un nombre como nuevo Pontífice. Tras aceptar
la elección, el nuevo Papa pasa a una salita adjunta a la Capilla Sixtina para
revestirse de las ropas de Pontífice, donde esperan tres tallas distintas de
sotanas blancas y recibirá después la obediencia de todos los cardenales
presentes. La salita en cuestión se llama “de las lágrimas”, porque el cargo de
Pontífice no debe ser demasiado agradable para quien lo acepta.
Una vez proclamado
Pontífice, el cardenal Protodiácono, Jean-Louis Tauran, anunciará al pueblo romano
congregado en la plaza de San Pedro el “Habemus Papam!” y dirá el nombre del
elegido desde el balcón central de la Basílica. Poco después, desde ese balcón,
saldrá el nuevo papa que dirigirá unas palabras al pueblo de Roma e impartirá su primera bendición al pueblo.
Los papables
Dada la
universalidad de este cónclave, con cardenales electores que proceden de 45
países, los medios de comunicación no se atreven a dar uno o dos nombres como
probables sucesores de Benedicto XVI. De ahí que muchos medios sacan listas de
10, 12 y hasta 30 cardenales papables. Podría ser que esta fuera la primera vez que fuera elegido un
papa no europeo. De este modo se dan los nombres de los siguientes cardenales:
-Odilo Scherer, 63 años, nacido en Brasil y de padres
alemanes, hijo de una familia de 14 hermanos, que conoce la Curia de Roma y la
labor pastoral en diócesis complicadas como Río de Janeiro.
-Sean
Patrick O'Malley, de 68 años, capuchino de origen irlandés y arzobispo de
Boston, cuyo predecesor presentó su dimisión con motivo de los escándalos de
pederastia por parte del clero. Conoce poco a la Curia y muchas veces va
vestido de capuchino.
-Marc Ouellet, de 68 años, canadiense del estado francés de Quebec,
ha sido arzobispo de esta ciudad y prefecto de las congregaciones para el Culto
Divino y hoy lo es para los Obispos. Conoce siete lenguas y se doctoró en
Alemania. Gran conocedor de América Latina.
-Francisco Robles Ortega, de 64 años, tercero de 16 hermanos,
le encanta el fútbol, va sin escolta y es muy cercano al pueblo. Conoce poco la
Curia.
-Luis Antonio Tagle, de 55 años, arzobispo de Manila y un gran
comunicador y usuario de las redes sociales, siendo el cardenal más joven, lo
que le hace perder posibilidades.
-Peter Turkson, 64 años, africano de Ghana, presidente en Roma
de la Pontificia Comisión Justicia y Paz,
-Timothy Dolan, de 62 años, arzobispo de Nueva York, de gran
prestigio en América, pero en Europa se le considera de porte muy americano y
poco conocedor de la Curia.
-Leonardo Sandri, 69 años, argentino, que fue quien anunció
el fallecimiento del Beato Juan Pablo II, al ser el Sustituto de la Secretaría
de Estado. Ingresó en el cuerpo diplomático de la Santa Sede y conoce muy bien
la Curia de Roma. Actualmente es prefecto de la Congregación para las Iglesias
Orientales.
Y entre
los cardenales europeos se encuentran:
-Angelo Scola, de 71 años, arzobispo de Milán, un hombre de
gobierno, estuvo relacionado con el movimiento Comunión y Liberación, muy amigo
del papa Ratzinger, gran teólogo. Se dice que es el candidato del papa emérito,
Joseph Ratzinger, dado que lo promovió desde Venecia a Milán.
-Christoph Schönborn, 68 años, arzobispo de Viena, de origen
judío, nacido en Chequia pero que ha pasado toda su vida en Austria; es teólogo
y fue secretario de la Comisión para la redacción del Catecismo de la Iglesia.
-Péter Erdö, de 60 años, primado Hungría, es presidente de
las conferencias episcopales de Europa; es teólogo y canonista y profesor de
teología en varias universidades pontificias de Roma y Argentina.
-Gianfranco Ravasi, de 69 años, italiano,
actual presidente del Pontificio Consejo de Cultura, y ha sido promotor del Diálogo
Interreligioso y de la Nueva Evangelización, siendo miembro de ambos
dicasterios romanos. Predicó los últimos ejercicios espirituales de Benedicto
XVI.
-Mauro Piacenza, 67 años, italiano,
prefecto para la Congregación del Clero, considerado un hombre eminentemente de
Curia, donde ha pasado muchos años trabajando especialmente en la congregación
para el Clero.
Algunos
medios sitúan también como papable al español Antonio Cañizares, de 67 años, ex
arzobispo de Toledo y actual prefecto para la Congregación del Culto Divino y
de los Sacramentos.
Según
han manifestado distintos cardenales, con motivo de sus Eucaristías celebradas
en las parroquias de las que son titulares en Roma, el ambiente entre los
electores es de “mucha fraternidad”, dijo el cardenal Martínez Sutach, y de
serenidad constructiva.
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