Con gran expectación y
emoción, el mundo sigue los últimos días de Benedicto XVI como Pontífice de la
Iglesia Católica. Son estudiadas cada una de sus intervenciones como si fuera
la última, como si se quisiera captar algún mensaje a modo de testamento. Así
ocurrió el domingo, con su penúltimo Angelus que pronunció en la plaza de San
Pedro repleta de fieles procedentes de todo el mundo.
El papa tuvo una
intervención normal, pues hizo referencia al primer domingo de Cuaresma,
invitando a todos los fieles de la Iglesia a la conversión y renovación de sus
vidas a la espera de la muerte y resurrección de Jesucristo, que la liturgia se
celebrará la última semana de marzo. También
exhortó el papa el desapego de los bienes terrenos que no pueden sustituir a
Dios.
Aunque el papa presentaba
un buen aspecto físico, su biógrafo Peter Seewald, ha manifestado que en su
última entrevista con el papa Benedicto XVI de hace diez semanas, lo vio muy
abatido físicamente y con la falta de
visión en el ojo izquierdo, aunque su cabeza era lúcida como siempre. El
domingo se vio a un Benedicto XVI un tanto recuperado, tras haberse quitado de
encima el peso que lo agobiaba: la decisión histórica de renunciar al papado.
Los fieles en la plaza de
San Pedro, congregados desde primera hora de la mañana, coreaban el nombre del
papa “Benedicto”, con la cantinela “Be-ne-de-tto”. También se oyeron
expresiones de “Gracias Santo Padre”, “Que vivas muchos años”, y otros. Personas
venidas de todas partes y que estos días visitan Roma, no faltaron al penúltimo
Angelus del papa. Benedicto XVI agradeció las oraciones de todos a su persona y
pidió a todos que rezaran por el próximo papa. Al papa Ratzinger se le vio
confortado y de modo manifiesto se sintió querido por los fieles, que le
agradecen no solo sus ocho años de ministerio petrino, sino su valiente
decisión de renunciar al papado. Después
de tantas dificultades pasadas en su pontificado, llega la alegría del afecto de
los fieles. Uno de los temores de Benedicto XVI antes de presentar su renuncia
era que el Pueblo de Dios comprendiera su decisión, que la aceptara. Como en
realidad ha sido y naturalmente esto ha liberado al papa de una preocupación
importante.
Reconocimiento del Consejo Mundial de las Iglesias
a Benedicto XVI
Particular significado
tiene la declaración del Consejo Mundial de las Iglesias (CMC) con sede en
Ginebra, que representa a más de 300 iglesias con 500 millones de creyentes, El
CMC ha dicho que “ha sido testimonio, con profundo respeto, de cómo ha asumido
(Benedicto XVI) la responsabilidad y las obligaciones de su ministerio, a pesar
de su avanzada edad, durante un periodo especialmente exigente para la
Iglesia”. El comunicado expresa su “gratitud” por su amor y “compromiso con la
Iglesia y el movimiento ecuménico” al tiempo que reza para que Dios le bendiga
y guíe a la Iglesia Católica Romana en este especial momento de transición.
Esta semana Benedicto XVI
se retirará, al igual que otros miembros de la Curia Romana (la Curia es la
estructura de Gobierno que el papa tiene para la Iglesia) a unos ejercicios
espirituales, siguiendo la tradición de los últimos papas de dedicar la primera
semana de la cuaresma a meditar para mejorar su vida de relación con Dios. Los
ejercicios los predica el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo
Pontificio pasa la Familia, que algunos quieren ver una señal de que Ravasi sea
el próximo papa, del mismo modo que el cardenal Karol Wojtyla predicó los
ejercicios de Pablo VI. No son más que especulaciones.
Mientras tanto, empiezan
los trabajos de adecuación de las habitaciones –la habitación y el despacho—que
el papa tendrá en el convento de monjas de clausura del Vaticano, donde pasará
el resto de su vida. La renuncia del papa, que según el derecho canónico es
“irrevocable”, presenta un escenario nuevo, y en consecuencia la convocatoria
del Cónclave no podrá esperar demasiado dado que se conoce con tiempo la
situación de Sede Vacante, a partir del 28 de febrero a las 20:00 horas. Es
posible que se adelanten las fechas y se reúna el Cónclave el viernes 15 de
marzo, o incluso antes, de modo que pueda ser elegido el nuevo papa la semana
anterior a Semana Santa y el nuevo papa tome posesión solemne el Domingo de
Ramos 24 de marzo o el día de Pascua de Resurrección el 31, aunque el papa es
ya Obispo de Roma, desde el momento de su aceptación del cargo ante el Colegio
de Cardenales el mismo día de su elección.
La mayoría requerida para
la elección de papa, tal como establece la Constitución Apostólica de Juan
Pablo II Regimini dominici gregis”, modificada
por el Motu Propio de Benedicto XVI,
es de los dos tercios de los electores, y deberá hacerse por escrutinio. El
papa Wojtyla eliminó la elección por el sistema de “aclamación”, pues si bien
el papa es elegido con la asistencia clara de Dios, es necesaria la voluntad expresada por cada
cardenal manifestada al depositar su voto en la urna. Al respecto, al ser
preguntado el cardenal Martínez Sistach, de Barcelona, si estaba nervioso al
participar por vez primera en un Cónclave, dijo que no, pero “creo que estaré
nervioso al depositar mi voto en la Capilla Sixtina bajo las pinturas del
Juicio Universal de Miguel Ángel”. Esta declaración pone de relieve el sentido
de responsabilidad de los cardenales a la hora de elegir al sucesor de San
Pedro y Pontífice de la Iglesia Universal. Por su parte, el cardenal italiano Versaldi,
ha declarado al diario Il Messaggero
que “el papa ha invitado a toda la Iglesia a la unidad –que no quiere decir que
no haya diferencias—y esto vale para los cardenales”.
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