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Fallece un cardenal querido y polémico: el jesuita Carlo Maria Martini


El fallecimiento del cardenal Carlo Maria Martini (85) ha venido precedido por una polémica  entrevista póstuma publicada en el diario Corriere della Sera de Milán. El cardenal Martini, que dejó la cátedra de  San Ambrosio hace 10 años, ha tenido públicamente opiniones críticas con relación al papado de Juan Pablo II y de Benedicto XVI. Debo decir que él se sentía cómodo entre los medios de comunicación, y estos le hicieron un líder del progresismo católico, donde también se sentía cómodo.

Sin embargo, como ha dicho el cardenal Achille Silvestrini, de 89 años, y antiguo director de la diplomacia vaticana, junto con el cardenal Agostino Casaroli, ha declarado que “Martini siempre fue fiel al Papa a Juan Pablo II”, que fue quien lo nombró arzobispo de Milán y cardenal. Tuvo sus discrepancias intelectuales con Benedicto XVI, especialmente en su libro “Jesús de Nazaret”.  También pidió un nuevo Concilio para reformar a la Iglesia, en un Sínodo de Obispos Europeos, en 2008, pero no tuvo más apoyos que tres cardenales.

Martini era un jesuita intelectual, con dos doctorados en temas bíblicos y en teología, y autor de varios libros, pero más conocido por sus entrevistas “discordantes” hechas a los medios tanto italianos como internacionales.

Los medios de comunicación, más atentos en la moral sexual que en otros temas religiosos, vieron en el cardenal Martini un eclesiástico que tenía ideas propias en estos temas y sobre la estructura de la Iglesia. Por eso el titular de la entrevista, de su última entrevista, es que “La Iglesia está 200 años por detrás” de su tiempo.  Tal vez por su enfermedad, tenía Martini una visión pesimista en esa entrevista hecha hace un mes diciendo que la Iglesia pierde fieles. Lo cierto es que después del Concilio nunca la Iglesia  --a nivel mundial-- ha sido tan floreciente como ahora: baste recordar solo los millones de jóvenes que han asistido con alegría y júbilo a las Jornadas Mundiales de la Juventud celebradas en todo el mundo, una juventud que es la esperanza de la Iglesia.

Como ocurre a menudo, en los personajes mediáticos hay una cierta leyenda. Unos dicen  que no lo quisieron elegir Papa, lo que está completamente fuera de lugar. Si nos atenemos a los hechos, el cardenal Martini solo participó en un Cónclave, cuando ya su párkinson era patente en el 2005, a sus 78 años. En realidad en el Cónclave solo tuvo 9 votos, frente a Ratzinger (futuro Benedicto XVI) quien ya tenía 47  en las primera votación (se necesitaban 78 votos) y 65 en la segunda. A los cardenales reunidos en Cónclave les costó poco alcanzar y superar la mayoría de los dos tercios requerida para elegir a Ratzinger (84 votos sobre 115), pues lo consiguió en cuatro votaciones. En la tercera votación el cardenal Martini ya no tuvo ningún voto, y solo tuvo algunas posibilidades  el cardenal argentino, Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y jesuita como Carlo Maria Martini. Así lo cuenta Andrea Tornielli, periodista vaticanista, en base a unos apuntes “anónimos” de un cardenal presente y cuyos datos no han sido hasta ahora desmentidos.

La diócesis de Milán, una de las más grandes y complejas del mundo, da pie a pensar que el cardenal titular de la misma es ya por ello mismo “papable”, pues muchos arzobispos de Milán fueron papas, lo mismo que los patriarcas de Venecia, como los casos de Montini (Pablo VI) y Luciani (Juan Pablo I). Actualmente, el titular de la archidiócesis de Milán, es Angelo Scola, un cardenal que fue anteriormente Patriarca de Venecia. Es decir, según la tradición –que no se cumple últimamente—es un claro candidato a papa. Son muchos los que creen que Scola es el cardenal mejor situado para sustituir a Benedicto XVI.

Es cierto que Juan Pablo II tenía afecto por el jesuita Carlo Maria Martini, y que se vio correspondido como han declarado ahora varios cardenales. A Juan Pablo II no le importaba el pluralismo, al contrario, pues como buen intelectual que era le interesaba el contraste de opiniones, como Martini ejerció. Lo mismo podemos decir del papa Ratzinger: no le importa la crítica, dentro de un orden, y ha respetado siempre al ex cardenal de Milán, que dejó esta sede en el 2002, a los 75 años.

En definitiva,  quisiera decir que el Cardenal Martini fue un hombre de fe, a veces se vio envuelto en polémicas con declaraciones a los medios, pero eso no quita su fidelidad a la doctrina y a los papas a los que sirvió. Decía lo que pensaba. No era un diplomático.
Salvador Aragonés

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