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Empieza el curso escolar ¿Saldrán los alumnos mejor preparados?

Empieza el curso escolar ¿Saldrán los alumnos mejor preparados?

Empieza el curso con la pesadilla de si este año el fracaso escolar aumentará o disminuirá, de si estaremos a no a la altura de la media de los países de la OCDE en materia de conocimientos, aptitudes y habilidades, o seguiremos en el furgón de cola. Empieza un curso con un debate ridículo de los uniformes (que lo decía cada colegio), de unos libros de texto cada año distintos y más caros, con material escolar más caro, con los vestidos de los chicos/as, mochilas, etc., más caros, con un pre-escolar no concertado y carísimo y con un profesorado un tanto desanimado. Nos fijamos más en el material, en su coste, en cómo comerán... que en la calidad de la enseñanza.

Desde mi experiencia docente universitaria y como padre de familia numerosa, puedo decir que el bajón que van teniendo los alumnos en conocimientos y aptitudes de unos años a esta parte es notorio. La Universidad empezó el sistema llamado de “Bolonia”, que equivale a decir la homologación de los estudios superiores entre los países de la Unión Europea. Mi pregunta es, ¿cómo van llegar a Bolonia si no han pasado por “Pisa”, por el listón de Pisa? El Informe Pisa dice, y es verdad, que a los alumnos les falta ”comprensión lectora”, es decir que no entienden lo que leen. ¿Cómo se puede construir el edificio del conocimiento humano si los alumnos no entienden lo que leen? ¿Cómo es posible que los alumnos pasen de ESO al Bachillerato y de aquí a la Universidad y no entienden lo que leen, y cometen numerosas faltas de ortografía en sus textos? Porque el que no entiende lo escrito, mucho menos lo sabe escribir.
La explicación es sencilla. Las administraciones públicas, dirigidas por los políticos, los padres y los centros, no quieren que aumente el fracaso escolar, cada uno por razones distintas, por lo que los alumnos han de aprobar la Enseñanza Primaria por poco que sepan. Los profesores, presionados por el centro, los padres, los alumnos y la inspección, acaban cediendo. Los alumnos llegan así a ESO con escaso esfuerzo y menores conocimientos, y aquí vuelve a reproducirse el problema: los políticos que dirigen la enseñanza, los padres, los alumnos, el centro escolar y la inspección, quieren que haya el máximo número de aprobados en ESO, “para evitar que aumente el fracaso escolar”, y los profesores, cansados, ceden porque están, desgraciadamente, en el último peldaño de la pirámide educativa, hoy por hoy. No cuentan, y los que levantan la voz son unos sindicatos que no están menos interesados por la calidad que por mantener su liderazgo y privilegios sindicales.

En bachillerato se repite lo mismo, pues la escasez de conocimientos y el más escaso esfuerzo de los alumnos, unido a su adolescencia e inmadurez, pasan factura y aprueban los cursos gracias a la “ayuda” (le llamaría presión) de los padres, la autoridad político-administrativa, el centro que debe dar buena imagen, y llegan así a la Selectividad. Aquí, otra vez lo mismo: deben pasar los alumnos y poder elegir sus carreras de primera opción en porcentajes superiores al 80 por ciento. Si no es un fracaso político, un fracaso del sistema. No se pueden quedar las aulas universitarias vacías: sería un despilfarro. Personalmente he visto alumnos que han pasado la Selectividad con 25 y 30 faltas de ortografía sólo en un ejercicio.

Y van a matricularse a la Universidad, todos contentos y felices, porque este año el fracaso escolar no ha aumentado, o ha disminuido ligeramente. Como nadie da lo que no tiene, no pocos de los que se matriculan en carreras tecnológicas no saben matemáticas ni saben razonar con las materias básicas, y los que se inclinan por carreras humanísticas, no saben escribir, cometen errores ortográficos de bulto y no entienden los textos que les pone el profesor, que se inicia en el modelo llamado de “Bolonia”. Vuelvo a preguntar: si no han pasado por Pisa, ¿cómo pueden llegar a Bolonia? Estoy personalmente alarmado porque algunos que mandan en el sistema pueden tener la tentación de rebajar el fracaso escolar a base de aprobar a más alumnos, sean cuales fueran sus conocimientos, pero políticamente tendría éxito porque “ha bajado el fracaso escolar”, dirán. Y los padres, orgullosos de los hijos que han aprobado: “se ha esforzado mucho el chico/a”, dirán.

Sé que es difícil simplificar tanto, pero la conclusión a la que quiero llegar es que la causa del problema no está en los centros, ni muchos menos en los profesores, ni tampoco en los padres, ni en las inspecciones, no: la causa del problema del fracaso escolar en Catalunya, y también en España, está en el sistema educativo. España y Catalunya no tienen un marco educativo moderno pensado realmente para mejorar la educación. Un marco en el que queden consensuados unos principios generales de autoridad del claustro, de de la capacidad de poder penalizar a los padres que “abandonan” sus hijos a la escuela como en un parking pensando que allí los educarán y también dejando libertad de y en las escuelas.

Cada gobierno ha hecho su ley Orgánica, y en los últimos 30 años el sistema escolar ha dado bandazos, bajando la calidad cada vez más, por la falta de un consenso político general en materia educativa, y porque la educación es carne de cañón ideológica ¡todavía en el Siglo XXI! En Alemania, Bélgica, Francia, Gran Bretaña y muchos otros países de la Unión Europea eso no pasa. Nuestros alumnos –en general—salen menos preparados que en el resto de Europa… Y empieza verse que algunos inmigrantes, que saben lo que vale un peine, empiezan estar por encima de los nativos en conocimientos porque han dado una asignatura que no se cursa entre nosotros: la asignatura del esfuerzo. Habrá que preguntarse ¿qué catalanes tendrá la Catalunya del futuro? ¿Podrá decirse que la Catalunya del futuro se verá gestionada por inmigrantes por su mejor preparación? ¿Quiénes serán los líderes catalanes del futuro?

Salvador Aragonés Vidal
Periodista y Profesor de la UIC

Publicado por sa en 14:58

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