Después de un largo silencio, me ha caído encima PISA, no la torre de Pisa, sino los resultados académicos según un informe elaborado por la OCDE. Personalmente, en el tema educativo la he pasado mal, porque iba contracorriente, y una vez por poco me quedo solo en una tertulia radiofónica por criticar el sistema educativo catalán. que no era un “modelo de éxito” como decía Irene Rigau, que, en buena fe, creía que era un modelo parangonable al de Finlandia.
El problema no está en los profesores, ni en los medios que
tiene la enseñanza pública, sino en el sistema que han seguido los consellers
después de Irene Rigau: la cultura del no esfuerzo por parte del alumno, la
obligada zonificación de las plazas escolares por la que los padres no tenían
derecho a elegir escuela, la excesiva sindicalización y politización del
profesorado, la eliminación de los exámenes para no crear traumas en los niños
cuando los hacía irresponsables, la excesiva preocupación por el catalán frente
a otras exigencias de calidad escolar, pensar que estudiar es un juego que no
conlleva sacrificios, el arrinconamiento de las familias como partícipes del
sistema escolar, o la lucha contra la escuela concertada que es la que daba
mejores resultados académicos, tanto antes como durante y después de la
pandemia.
El “éxito” del sistema educativo aplicando o no aplicando la
LEC (Llei d’Educació de Catalunya) y la LOMLOE socialista, han ido bajando el nivel en lugar de subir el
nivel, en favor der una malentendida igualdad..
Se da la circunstancia que vivo junto al Department d’Educació
de la Generalitat, y desde hace unos años veo y oigo las manifestaciones de
profesores que piden mejores condiciones de trabajo. Continúan los gritos ahora,
con la consellera Anna Simó, que sigue la estela de sus anteriores compañeros
de Esquerra Republicana en el mismo departamento Gonzàlez Cambray y Bargalló).
Y en el Parlament dijo Simó el otro día: no pasa nada, ya lo hemos resuelto. La
verdad es que no hay más ciego que el que no quiere ver.
¿Por qué en 45 años de democracia los partidos no se han
puesto de acuerdo para consensuar una ley en la que quepan todos? Es para el
bien de todos, es para el futuro del país, es para mejorar conocimientos y
hacer que nuestros alumnos, nuestros hijos, puedan competir con sus compañeros
europeos y americanos. Así de sencillo, pero así de complicado cuando hay que
llegar a consensos, en un país donde el que más grita parece que es el que
tenga más razón.
Menos cálculos políticos e ideológicos, y que todo el mundo
sea libre de elegir la escuela, sin ahogar la iniciativa ciudadana que quiera
diferenciarse. Hemos de tener una ley -marco en la que quepan todos, laicos y
religiosos, públicos y concertados, en las mismas condiciones. Como hay
libertad de empresa -y un colegio es una pequeña empresa—la competencia es
buena. Haz el bien y no mires a quién, dice el refrán.
¿Nos pondremos –o se pondrán --de acuerdo para al bien de
todos, para el futuro de todos? Un país sin educación es un país condenado al
fracaso, al fracaso como país, como nación, como colectivo. Quedarse en la cola
es lo peor que nos puede pasar. No es hoy la escuela “un modelo de éxito”.
Mucho me temo que los dirigentes de Educació no se han enterado, y tiene el
presupuesto más alto de la historia. La solución es pactar, pactar y pactar, y
ponerse la ideología en el bolsillo.
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