Empieza en Madrid la sesión de investidura del nuevo
gobierno, formado por la coalición PSOE-Podemos y con un acuerdo con Esquerra,
Bildu y PNV. Cabe preguntarse: ¿será otro Pacto del Tinell a nivel estatal? Hay
muchas similitudes.
¿Qué fue el Pacto del Tinell? Fue el acuerdo (Pacto) entre
Esquerra Republicana, PSC-PSOE e Iniciativa per Catalunya (Podemos) para trazar
el futuro de Catalunya, con un nuevo Estatut y orillando tanto a Convergència
de Artur Mas, sucesor de Jordi Pujol (era el principal partido de la oposición
en el Parlamento catalán), y sobre todo al Partido Popular, al que quisieron
poner en el dique seco. Se orilló a la derecha. No contaron que el nuevo Estatut
debería pasar por el Congreso de los Diputados, donde el PP era el principal
partido de la oposición y sucesor del PSOE en la gobernación de España. Se
quiso ignorar al PP en el Congreso y éste removió Roma con Santiago en contra
del Estatut.
En el pacto entre el PSOE, Podemos y los independentistas,
también quedan orillados, tanto el Partido Popular que se opone férreamente al
pacto con Esquerra y Bildu, como los restos de Convergència o Junts per
Catalunya, el cual forma parte del gobierno catalán: es más, lo preside. Baste
recordar que para mover los andamios del Estado son insuficientes los pactos para
la investidura. Deben ser pactos más amplios so pena de vivir en conflicto permanente,
en una España desvertebrada.
En línea de principio, no estoy en contra del pacto a que ha
llegado el PSOE de Pedro Sánchez con los independentismos y la extrema
izquierda. Pero no se pueden repetir los errores y la bisoñez de José Luis Rodríguez
Zapatero de querer gobernar al margen y en contra de la derecha. En temas de
Estado, el PSOE debería abrir una línea de diálogo con el Partido Popular.
No vale decir que el partido de Pablo Casado no quiere el diálogo.
Tampoco lo querían Esquerra y Bildu durante la campaña electoral, y si me apuran,
tampoco lo quería el PSOE con los independentismos catalán o vasco. Y, sin embargo,
al final, “hablando la gente se entiende”, como dijo el Rey (ya no sé si
emérito o no) Juan Carlos al presidente del parlamento catalán, Ernest Benach,
cuando éste fue elegido.
No ha hecho bien Pedro Sánchez mantener cerradas las vías de
comunicación con el PP y Ciudadanos durante las negociaciones con Esquerra y
Bildu. No vale decir que “no se puede hablar con la derecha”, cuando ésta ya ha
dicho que está abierta al diálogo en temas de Estado. De ser así, el gobierno
Sánchez-Iglesias arreglará muchas cosas, pero no España.
No está en juego, en esta investidura, la Presidencia del
Gobierno, sino mucho más. Esperemos que el nuevo gobierno abra vías de diálogo
con la derecha en cuestiones de Estado, pues el gobierno, todos los gobiernos,
deben velar por el bien de todos, el bien común de todos los ciudadanos. Y eso
quiere decir que no pueden romperse puentes de diálogo, ahondar la división
derecha-izquierda, sino mantener la concordia entre todos los españoles.
Para esto se necesita sentido de Estado, estadistas.
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