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Quién ganó los debates ¿Dos debates valen un presidente?

¿Dos debates valen un presidente? No lo sé. Lo que sí sé es que de los cuatro protagonistas de
los dos debates uno saldrá Presidente del Gobierno de España. Gran parte de los indecisos
siguen ahí.

Fueron dos debates distintos: uno, el de RTVE, más encorsetado, donde Albert Rivera supo
sacar mejor partido, al ser más incisivo, con un Pedro Sánchez que quiso ser institucional pero
no salió bien parado por sus pactos con los independistas catalanes y vascos. Casado salió flojo
de este debate, demasiado institucional, sin entrar poco al trapo de los ataques, y el más flojo
fue sin duda Pablo Iglesias que en cada intervención consultaba con su biblia-constitución.
¡Cómo! ¿Iglesias defendiendo la Constitución?

El segundo debate –demasiado largo-- fue más movido, también más farragoso, menos
educado y con puntas ásperas. Rivera le “regaló” por Sant Jordi la tesis doctoral de Sánchez,
“el libro que no había leído”, y este le regaló el libro de Santiago Abacal (Vox). ¿Conocía
Sánchez de antemano el gesto de Rivera y venía preparado? Sánchez empezó con la “solemne
declaración” (palabra de Presidente) de que no pactó la moción de censura con
independentistas ni nacionalistas, cuando sus oponentes por poco le sacan la nariz de Pinocho.

Albert Rivera en el debate de Atresmedia estuvo al principio muy incisivo, muy cortante, no
dejaba hablar, ni a Sánchez, ni a Casado. Demasiada sobreactuación. Se moderó en la segunda
parte del debate. Salió como si hubiera sido el triunfador. No sé si lo fue. En los debates la
simpatía va por barrios, por afinidades políticas.

El que quedó “como un Señor” fue Pablo Iglesias que quiso poner paz, orden y educación entre
los otros tres contrincantes. Iglesias arrancó de Sánchez que no pactaría con Ciudadanos, visto
lo visto. Se notó en Rivera sus ansias de liderar el centro-derecha español y quiso arañar vitos
al PP de Casado. Defendió sin ambages la eutanasia, el aborto, y todas las demás leyes
permisivas, a la vez que se erigió como el “presidente de la familia” al querer fomentar los
nacimientos.

Pablo Casado estuvo más batallador, especialmente en política económica, y extrañamente ni
él ni Rivera enarbolaron el artículo 155. ¿Un olvido? No creo. Catalunya volvió a estar al centro
del debate. También lo fue la violencia de género y en economía todos los candidatos hicieron
juegos de manos para mejorar los salarios y percepciones de los ciudadanos, y las pensiones.
Pedro Sánchez tuvo que entrar al trapo varias veces, sobre todo en el caso andaluz, que tuvo
también su parte de protagonismo. No fue en este segundo debate tan institucional como en
el primero, porque sobre todo en el pacto con los independentistas no había salido airoso. De
ahí que tuvo que hacer pública confesión que no pactó, y salió en su defensa Pablo Iglesias.

Una descortesía que rectificó Pedro Sánchez: al final del primer debate no dio la cara ante las
cámaras de TVE y en su lugar salió, con una larga parrafada electoralista, su director de
campaña, José Luis Ávalos. En el segundo debate sí salió ante los micrófonos de Atresmedia.
Un gran tema ausente en los dos debates fue la política internacional y en concreto Europa, a
un mes de las elecciones europeas, España parece que viva en una isla en el mundo y en
Europa. ¿Por qué se ha ignorado? Da un tono provinciano, como si fuera un debate autonómico, como si escaña no jugara el partido en el exterior.

Y si me permite el lector, en los dos debates encontré la falta de un líder que dirigiera España
en los próximos años. A lo mejor alguno de los cuatro se forja como líder ya que todos son muy
jóvenes.

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