El gobierno catalán se ha metido en un embrollo
anunciando un referéndum, que sabe no será pactado (lo sabía ya antes). La
pregunta es: ¿cómo puede salir el gobierno de Puigdemont de este lío?
Hay que constatar que muchísimas personas, independentistas
de corazón y de muy buenos sentimientos, creen firmemente que este referéndum
se celebrará, caiga quien caiga (“peti
qui peti”, se dice en catalán). A estos no se les puede defraudar, pues se
les prometió un referéndum tanto si era pactado como si no. ¿Otro referéndum
tipo 9-N como hace dos años?
Poco antes del 9-N catalán, en Italia, la región del Véneto,
capital Venecia, gobernada por la Lega Nord y partidaria del secesionismo,
tampoco pudo celebrar su referéndum independentista en junio del 2015 porque lo
prohibió el Tribunal Constitucional, además del presidente del Gobierno, Matteo
Renzi, pues la unidad de Italia está contemplada en la Constitución (art. 5).
Los abogados pagados por el gobierno del Véneto que abogaban
en favor de la independencia fueron
silenciados, a pesar de las protestas. Algunos se escudaron en que era una
“consulta” a manera de “sondeo”, pero que costaba 14 millones de euros
organizarlo. ¿Tienen razón los abogados de parte o el Tribunal Constitucional? Es
como si en un juicio solo tuviera razón el abogado defensor y los jueces
deberían acatar sus conclusiones y no hacer caso del ministerio fiscal.
El auto del Tribunal Constitucional alemán del pasado
diciembre, que impedía un referéndum de autodeterminación en Baviera, ha caído
como una losa. Varios independentistas amigos me han querido informar que este
auto “tiene poco valor” porque fue presentada por un solo ciudadano. El TC
alemán no quiso ni tan solo aceptar a trámite una petición de este tipo, porque
la secesión de un Land corresponde a “todo el pueblo alemán”.
Me quedé muy sorprendido cuando vi que hay independentistas
que valoran las sentencias y autos en función del número de personas que
presentan una demanda. ¿Cuántas personas serían necesarias para tener
credibilidad las sentencias?
Otra preocupación es cuando varios independentistas
criticaron la sentencia porque Baviera no es como Catalunya donde el
independentismo es un movimiento popular muy numeroso. Sin embargo, nunca han
alcanzado la mayoría de votantes. Lo preocupante es el fondo del asunto: ¿las
sentencias han de estar en consonancia en si hay muchos ciudadanos que
respaldan la demanda, o tienen que estar de acuerdo con el derecho, con las
leyes aprobadas democráticamente por el pueblo? ¿Cuál es el papel de la justicia? ¿Qué entienden los independentistas
por Estado de derecho? No hay democracia sin ley. Esto no lo dice Rajoy ni el
PP, lo dicen los manuales de la democracia.
Si los independentistas no están de acuerdo con las
sentencias del Tribunal Constitucional español, ¿por qué no van a un tribunal
internacional? Ellos no aceptan las sentencias de los tribunales españoles,
pero la justicia hoy va más allá y hay tribunales internacionales. ¿Por qué no
van? Porque temen la sentencia.
Volvamos al tema del principio. ¿Cómo va salir Puigdemont de
este embrollo? El ya ha dicho que no volverá a presentarse como candidato a
President de la Generalitat, o sea que su ciclo político termina con el
referéndum… o antes, si la CUP no pacta los Presupuestos de la Generalitat para
el año 2017, después de haberlos prorrogado en el 2016.
Puigdemont anunció que si no había presupuestos habría
elecciones. Artur Mas, que se está postulando de nuevo para candidato a
presidente del nuevo partido PDECat volvió a decir que si no hay presupuestos
hay elecciones. Como el gobierno depende
de los antisistema de la CUP ¿serán estos los que provocarán unas nuevas
elecciones?
Los de Podemos –“comunes” se les llama en Catalunya—ya piden
elecciones catalanas anticipadas para hacer frente al escollo del referéndum.
No piden suprimir el referéndum de su programa, pero lo ven poco viable que sea
pactado, y el único paso posible es convocar nuevas elecciones. Los
independentistas les han llamado de todo.
También quieren las elecciones los grupos de la oposición
(Ciudadanos y PP, y lo aceptarían los socialistas del PSC que tienen problemas
por todos lados). Algunos grupos de la CUP también prefieren elecciones aun
cuando perderían votos, según las encuestas. Y también, en el fondo, Esquerra Republicana, que las ganaría.
A los “comunes” no les gusta demasiado el “diálogo” con
Madrid, porque tanto si ganan los independentistas como si gana la “coalición”
que de alguna manera gobierna España, no les va bien. Los independentistas
dicen que el “diálogo” que ofrece Madrid es “una trampa” y siguen tensionando
la cuerda.
Pero la convocatoria de elecciones es una potestad única del
President. ¿Presentará su dimisión y convocará elecciones? No se descarta nada
en este embrollo en que está Catalunya.
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