(aleteia.org) El pasado
Sínodo sobre la Familia, que clausuró el papa Francisco el domingo, ha suscitado comentarios diversos y hasta algunas
manipulaciones, especialmente en las redes sociales, sobre el documento
final de 94 puntos, aprobados todos con la mayoría de los dos tercios necesaria.
¿Qué dice y qué no dice este documento?
Como ya es habitual en los temas de Iglesia, sin duda por su repercusión social,
y tal vez política, hay repercusiones que van más allá de los muros de la
propia Iglesia.
Cuando el tema es la familia, institución que se encuentra en el ojo del ciclón
mundial de quienes quieren un modelo familiar distinto al modelo que Dios quiso
en la Creación (un hombre y una mujer, de acuerdo con el Génesis), la polémica está servida. El Sínodo
puso de relieve la voluntad de los
Padres Sinodales de mantenerse fieles al Papa. Los obispos han vivido la “colegialidad”, es decir la hermandad
entre sí, intercambiando criterios y planteamientos pastorales que distan mucho
de un continente a otro. Eso de por sí
es ya un gran enriquecimiento para toda la Iglesia.
De todas formas se deben aclarar algunos puntos para
entender mejor el alcance del pasado Sínodo.
1.- En primer lugar, el Sínodo es un órgano consultivo que
tiene el Papa, quien convoca a los obispos representantes de todas las
conferencias episcopales del mundo. Estos obispos estudian un tema, como la Familia, propuesto por el Papa, que ha
querido que, “sin miedo alguno”, lo
debatieran en el interior de la Iglesia.
2.- El documento final, en consecuencia, no es un documento de magisterio, doctrinal, ni san solo
obliga al Papa a que acepte su contenido, porque “el Sínodo no es un Parlamento”, dijo el papa Francisco al
comienzo, sino que los obispos trabajan a la luz del Espíritu Santo y abiertos
a Él. El Sínodo ha reafirmado substancialmente el magisterio anterior de las
encíclicas Humanae Vitae y Familiaris Consortio, si bien abriendo
nuevos horizontes pastorales, pues en la Iglesia nunca se dan saltos al vacío.
3.- En tercer lugar, y a la vista del documento final y de las
deliberaciones de los Padres Sinodales,
el Papa podrá sacar un documento de Magisterio pontificio (una Exhortación
Apostólica, como se ha hecho hasta ahora en los 13 sínodos anteriores) y
aquello sí que será doctrina y obligará a los fieles católicos. Hay sínodos que
han tomado decisiones casi unánimes y que el Papa después no las ha recogido,
como el caso de que los laicos pudieran leer el Evangelio en la Santa Misa.
4.- En cuarto lugar, este
Sínodo de la Familia ha sido también el
Sínodo de la Misericordia, como dijo el papa Francisco en su clausura, y a
las puertas del Año Santo de la Misericordia. El amor, la misericordia y el
perdón están por encima de la justicia.
5.- En el tema que más ha
sido tratado en los medios, de si los
casados por la Iglesia, divorciados y vueltos a casar por lo civil, podrían
recibir los sacramentos de la Comunión y de la Penitencia, el documento final no habla explícitamente
de ello, por lo tanto no cambia el Sínodo la doctrina de fondo. Los casos
de los divorciados vueltos a casar se estudiarán uno o uno, con el fin de
“discernir” sobre el mayor acercamiento de estos a la vida de la Iglesia,
“evitando toda ocasión de escándalo”, dice el documento final (n. 84). El
sacerdote será el que podrá ver la actitud interna de estas personas, pero “este discernimiento no podrá nunca
prescindir de las exigencias de verdad y de caridad del Evangelio propuestos
por la Iglesia” (n. 86). Nada se habla de participar en los sacramentos,
pero aunque lo dijera, el Papa siempre tendría la última palabra, porque un
documento del Sínodo, como se ha dicho, tiene carácter consultivo. Es un
documento que los obispos dirigen al Papa, cuya autoridad ha sido repetidamente
reafirmada en este Sínodo, como no podía ser de otra manera.
6.- En resumen, este Sínodo, consultivo igual que los
demás, ha sido un Sínodo pastoral, para orientar y acompañar a las familias que
siguen la doctrina de la Iglesia y a las que pasan dificultades, o que se rompen, o las monoparentales, o las que
tienen hijos o abuelos discapacitados, o que viven en la pobreza, o que son
refugiados o emigrantes, y un largo etcétera.
En relación a tantas
crisis matrimoniales como las que se viven hoy en las familias, ya dijo el papa
Francisco que muchas parejas se casaron
y su matrimonio no fue válido en el origen al incumplir algunas de las normas
para la validez necesarias. De ahí que el papa Francisco haya modificado
recientemente el procedimiento para las causas de nulidad.
El Sínodo también ha sugerido al Papa que los
sacerdotes tengan una mayor preparación ya desde el Seminario sobre la familia
y el matrimonio, para no conceder
celebraciones que no reúnan todas las garantías de validez. ¿Cuántos
matrimonios de los jóvenes de hoy se celebran son garantías de validez?
Por mucho que se haya hablado
en estas tres semanas, un Sínodo no
puede abarcar absolutamente todos los casos que se refieren a la familia y al
matrimonio. Es un tema enormemente amplio, pastoralmente hablando, que requiere mucha reflexión, mucho
discernimiento, y sobre todo mirar caso por caso, porque ninguna familia es
igual a otra, como ninguna persona es igual a otra.
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