Con la convocatoria electoral empieza en Catalunya la cuenta atrás hacia
las elecciones más importantes desde la transición democrática. Está claro que
no son elecciones plebiscitarias porque su resultado no obligará a nada ni a
nadie, sino que en todo caso, de ganar el independentismo, se abrirá un proceso
hacia la independencia, con un futuro incierto.
La independencia tiene un fallo de origen, que tiene su base en ir contra
España, como claramente manifestó Oriol Junqueras en sus declaraciones en TV3
el día de la convocatoria electoral. A Catalunya se le viste de todas las
gracias, mientras que España es lo peor de lo peor, España es una aberración
histórica. ¿Y Europa? El independentismo era partidario de Alexis Tsipras y el
“no” en el referéndum griego.
Son las tesis de fondo de “Junts pel
Sí”, la coalición independentista formada por Convergència Democràtica y
Esquerra meses después del 27 de septiembre. Esta candidatura no tiene
programa, o mejor dicho, solo tiene un punto: alcanzar la independencia lo
antes posible en plazo de meses. ¿Quién
gobernará Catalunya en este interinato? Parece que una coalición, pero lo más
probable es que como hasta ahora—en los últimos dos años—el gobernar brille por
su ausencia.
En la declaración de independencia esta coalición CDC-ERC contará con los
votos de la formación de extrema izquierda la CUP, un grupo asambleario, anti
europeísta, antiamericano, antimilitarista y a favor de la independencia de los
Països Catalans, pero solo para la independencia. La CUP ha dicho que no
investirá a Mas President de la Generalitat.
¿Y en el otro lado? Fuera del independentismo están Ciutadans, PSC-PSOE,
Unió Democràtica, PP y la coalición entre Podemos e ICV, “Catalunya, sí que es pot”, que tendrán un voto dividido y con un
sistema electoral que favorece al independentismo, pues da a Barcelona menos
peso, proporcionalmente, que a Girona, Lleida y Tarragona. ¿Podrán unirse estos
cinco grupos? Es muy difícil, pero si
tienen mayoría frenarán las declaraciones y propuestas independentistas, y en
consecuencia la formación independentista quedará muy debilitada y no podrá
llevar a cabo sus propuestas.
¿Qué pasará entonces a partir del 27-S?
Primero. Si gana la candidatura Junts pel Sí por mayoría absoluta,
asistiremos a un festival de proclamas, leyes y enredos jurídicos a los que
responderá el gobierno central –sea el que fuere—con sentencias de los
tribunales. El lío está servido, pues la Generalitat querrá tener legitimidad
en los foros internacionales, y partirá de la base de una premisa jurídicamente
inaceptable en el ordenamiento jurídico actual, que es que el Parlament de
Catalunya es soberano, pero no lo es porque se enmarca en el contexto
constitucional del Estado. Este será el caballo de batalla. Podrán seguirse
manifestaciones, o incluso huelgas para hacer que Madrid acepte la soberanía
del Parlament y las decisiones emanadas por este. España tiene una larga
tradición de lucha contra el independentismo vasco --que incluso atacó con las
armas-- desde la legalidad emanada de las Cortes Generales.
Segundo. Si la lista unitaria Junts
pel Sí no consigue ganar por mayoría
absoluta, primero Artur Mas habrá fracasado al tener que abandonar la presidencia
de la Generalitat. En el Parlament actual CDC más ERC suman 71 diputados. Si la
lista unitaria no consigue estos escaños, habrá que considerar que Mas y
Junqueras habrán fracasado, pues en dos años y medio habrá disminuido el apoyo
que el pueblo les otorgó en 2012. Pero como las leyes independentistas podrán
ser aprobadas con el apoyo de los abertzales de la CUP, con un presidente que
podrá ser o Junqueras o Raül Romeva –esperemos que no lo sea Carme Forcadell,
tercera de la lista, porque no sabe gobernar—también aquí el lío será grande. Los
ciudadanos catalanes, vivirán tiempos de zozobra, de demagogias y de
enfrentamientos políticos con España y dentro de Catalunya.
En todo caso, pase lo que pase, el lío está servido a partir del 27-S,
donde una Catalunya pacífica y laboriosa tendrá que hacer frente a una división
interna fuerte y a una lucha legal constante con Madrid de futuro muy incierto
para la causa independentista. ¿Para eso hemos vivido estos años de pasión, de
sentimientos sublimes, de divisiones entre los ciudadanos, además de gastarse
las instituciones públicas y privadas un dineral en todas estas controversias?
El presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona dijo que le preocupaba no conocer
el programa económico del gobierno de la lista soberanista. ¡Es que no lo hay!
porque esta lista es para alcanzar solo la independencia, no para arreglar la
economía. Para Junts pel Sí es tiempo
de política, no de economía.
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