Oriol Junqueras, secretario general de ERC, ha rechazado la OPA que le
lanzó Artur Mas la semana pasada y el problema catalán sigue complicado, ahora
por el lado soberanista. Junqueras, ante más de 2.000 personas –aunque menos
que Mas—y hablando sin papeles, sin corbata y con su tono profesoral, fue
desgranando uno tras otro sus seis propuestas que en su mayoría no coinciden en
las de Mas.
Estas propuestas son: 1) Elecciones ahora con candidaturas separadas, no
con lista única; 2) Gobierno de concentración; 3) Construir estructuras de
Restado sin negociar con el Estado español; 4) Ley de transitoriedad jurídica;
5) Proceso constituyente para el nuevo estado y 6) Ratificación en referéndum
de la constitución catalana.
Estaban también las líderes de
las dos formaciones populistas independentistas: Carme Forcadell, de la ANC, i
Muriel Casals por parte de Òmnium Cultural, las cuales habían dado su
aprobación al discurso de Artur Mas y ayer se las vio agitadas y enfadadas con
Esquerra, aunque después rectificaron y pidieron de nuevo la unidad CiU-ERC.
Oriol Junqueras no contó con ellas como consejeras áulicas, y se enfadaron al
ver que este no iba por la senda “correcta”, la de Mas. También se ha enfadado
el número dos de
CDC, Josep Rull, al decir que las posiciones entre CDC y ERC están “muy
alejadas”. De todas formas, hoy las elecciones son inevitables ante la falta de
un partido que apoye los presupuestos para 2015 presentados con más de 2.200
millones de déficit. Los presupuestos, aunque prorrogados, deben aprobarse
antes del 31 de diciembre.
Junqueras rechazó con claridad diáfana la corrupción (aquí a los
convergentes se les arrugó la nariz porque queda mucho por cortar): “La
independencia –dijo-- es indisociable no solo de tener un país más justo, sino
de tener también un país totalmente limpio y en el que la lucha contra la
corrupción sea el nervio de la creación del nuevo Estado”. También lo dijo
Carod-Rovira con sus manos pintadas de blanco.
Sin embargo, hay contradicciones en Junqueras: no ha aclarado porqué con el voto de ERC se ha impedido que
Artur Mas declare en la Comisión Pujol del Parlament, cuando ha sido su “padre
político” y quien lo puso al frente de CDC junto a su hijo Oriol Pujol y fue
conseller de todo lo que manejaba dinero en los gobiernos Pujol.
Oriol Junqueras considera que
hay que trabajar en el campo político, y que el cambio hacia la independencia
es una decisión política hecha por políticos y validada por los ciudadanos. El
camino hacia la independencia no lo pueden hacer el presidente de la
Cámara de Comercio de Reus, o el presidente de la Fira de Sant Miquel de
Lleida, o el de la Petita i Mitjana empresa, o del Orfeó Català. No. Hay que
captar todas las sensibilidades independentistas. Y en eso estuvo de acuerdo
Arrufat de la CUP, aunque personalmente tenga mayor entendimiento con Mas.
Junqueras ha
recuperado liderazgo cuando ya se creía que Mas arrasaba. Se notaba en las
caras de la cúpula convergente allí presente. Artur Mas es consciente que la
OPA a Esquerra no le ha salido, pero no es un hombre que se rinde y tiene
tiempo hasta las Navidades para decidir cuándo convocar elecciones. Está claro
que no se presentará con las siglas de CiU o CDC pues tras el escándalo de
Jordi Pujol había que “refundar” el partido. Ahora confía obtener en los
despachos un acuerdo de mínimos con Junqueras y poder formar después un
gobierno de unidad, y “hacer estado”, o sea construir la República de
Catalunya. “Nunca lo hemos tenido tan cerca” dijo Oriol Junqueras, pero no ha
querido jubilar a sus diputados ni a su “aparato” como quería Mas
¿Cómo se crean las estructuras de Estado? Junqueras quiere que el
Parlament sea soberano y así legislar en infraestructuras (aeropuertos, puertos
y líneas férreas), comunicaciones (telefonía, tecnologías de la comunicación,
transportes, fronteras, correos, vías marítimas), energía, agencia tributaria
soberana, una Justicia propia con jueces y fiscales salidos de la Escuela
Judicial dependiente de la Generalitat, legislar sobre entidades de crédito
establecidas en territorio catalán, y un largo etcétera. Esto puede ser muy
complicado por la cantidad de intereses creados que hay públicos y privados de
fuera de Catalunya (España, Francia, Italia, Alemania, Estados Unidos).
Oriol Junqueras, al igual que
Artur Mas, no habló de qué pasaría con la gran masa de los catalanes que no
quieren la independencia. Estos no existen o son ciudadanos de segunda. Estos no tienen “padrino” político y no están
organizados, con lo que le próximo gobierno será seguro independentista. Hay un
dato no desdeñable: municipios catalanes ya declararon la República catalana el
pasado 9-N desde el balcón del ayuntamiento respectivo.
Hace unos días, el escritor
Félix de Azúa escribió que Artur Mas no quiere la independencia, sino que
quiere ser independiente dentro del territorio español: el nacionalismo es una
especie de “nomenclatura” que dice que “aquí mandamos nosotros y nadie más, ni
tribunales constitucionales, ni supremos, ni leyes hechas en Madrid, ni
constituciones, sólo el Estatut (o Constitución) y el Parlament”, y a quien no
le guste que se vaya.
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