Pasado el 9-N, el prestigio personal político de Artur Mas se ha agrandado, hasta el punto que la Esquerra de Oriol Junqueras aparece eclipsada y sin rumbo y puede recibir un importante retroceso sobre las expectativas electorales cantadas por todas las encuestas. Las anunciadas y preentadas querellas dan a Mas mayor apoyo en los sectores soberanistas.
Artur Mas ha mantenido un pulso con Oriol Junqueras y la ha ganado de largo. Los activos con que cuenta Artur Mas en estos momentos ante la ciudadanía son:
1) ser un político valiente y decidido capaz de enfrentarse al gobierno de España al conseguir contra viento y marea llevar a cabo una votación prohibida con 2,2 millones de votantes, sobre un censo de 6,2 millones.
2) Ha gobernado solo –contaba únicamente con el apoyo externo de Esquerra Republicana-- afrontando para ello la impopularidad de los recortes presupuestarios.
3) Ha sabido crear, mantener y cumplir la ilusión entre los catalanes que le seguían en su camino hacia la “consulta”.
4) Ha disipado cualquier sombra de “poco soberanista” que le achacaban los de Esquerra Republicana.
Y 5) Ha conseguido arrinconar a posiciones radicales a Oriol Junqueras (ERC) comiéndole el territorio del independentismo.
Con estos datos en mano, Artur Mas ha conseguido crear un nuevo partido político de carácter independentista que hoy se le llama “el partit del President”, que aglutina no solo los votos de CiU, sino que también ha hecho una especie de OPA a Esquerra Republicana y ha arañado votos a ICV y la CUP.
Oriol Junqueras sigue pensando que nadie es más independentista que él, pero los independentistas de hoy encuentran en Artur Mas un liderazgo sólido y valiente. Artur Mas en un principio debía “refundar” su partido (CDC) tras el escándalo de su fundador Jordi Pujol. Ahora puede ser que no haga falta, ya que puede enfrentarse en unas elecciones con otras siglas siendo Mas el líder indiscutible. Para ganar las elecciones autonómicas, Artur Mas necesita consolidar su liderazgo y esto requiere tiempo que no tendría si adelanta las elecciones. Tiene elaborados prácticamente los presupuestos de la Generalitat para el 2015, que no los pacta con Esquerra Republicana, sino con los socialistas del PSC, en un pacto "casual", muy interesados en retrasar las elecciones autonómicas a causa de su crisis interna y de identidad.
Antes de Navidad, con los presupuestos aprobados y con las encuestas contrastadas, decidiré si adelanta las elecciones o acaba la legislatura en 2016. Convocar en 2015 no es posible porque están las elecciones municipales y las legislativas españolas. Además, el nuevo escenario político español tras las elecciones puede serle más favorable. Hoy nadie le tacharía a Artur Mas de poco independentista si pacta con el PSC los presupuestos (las negociaciones ya han empezado), cosa impensable antes del 9-N.
La astucia política de Artur Mas ha apagado la estrella ascendiente de Oriol Junqueras que ha jugado a nadar y guardar la ropa, no arriesgar. Se equivocó cuando no quiso entrar en el gobierno catalán para no quemarse con los recortes presupuestarios (aunque era co-responsable de ellos). Quiso entrar en el gobierno cuando ya era tarde, a pocas semanas del 9-N. Nunca se ha fiado de Artur Mas al que veía con poco pedigrí independentista y porque él era más independentista.
Esto le ha desplazado hacia posiciones cada vez más radicales al ver que Mas le comía el terreno donde pisaba. Ha seguido la política del “wait and see”, esperar y ver, porque las encuestas le eran todas favorables. Solo había un obstáculo: Artur Mas. No quiso la consulta “bis” y no esperaba la actitud firme de Mas y la poco beligerante de Mariano Rajoy el 9-N. Ahora se ha colocado en el anfiteatro esperando qué resoluciones tomará Artur Mas de cara a un adelanto electoral´: para Junqueras hay que convocar las elecciones, ya, pero no unas elecciones plebiscitarias lideradas por Mas con lista única entre CDC y ERC, sino unas “constituyentes”.
Artur Mas ha dicho muchas veces que su intención era agotar la legislatura (llegar hasta el otoño del 2016). Ahora tanto Esquerra Republicana como ICV de Joan Herrera, dejando al margen la CUP --la extrema izquierda cuyo líder David Fernández abrazó en público el 9-N -- se dan cuenta de que han servido los intereses políticos y estratégicos de Artur Mas quien cayó en vertical cuando Jordi Pujol declaró ser un gran evasor fiscal.
Artur Mas ya no se le ve como “el hombre de Pujol”, sino como el político que ha sabido poner en jaque al gobierno de Mariano Rajoy y hasta al mismo Estado con arrojo, riesgo y tesón. Esto le ha proporcionado un liderazgo fuerte, y ya veremos lo sólido que es con el paso del tiempo. En Catalunya han surgido nuevas fuerzas como Podemos. La ventaja de Mas es que nadie ha sabido crear una alternativa válida al independentismo, y quienes lo han intentado se han equivocado de estrategia, de personas y de políticas porque han demostrado tener un alto desconocimiento de la Catalunya actual. La falta de alternativa es un grave problema para la democracia, como se demostró en los gobiernos Pujol. Catalunya sigue siendo un problema.
Artur Mas ha mantenido un pulso con Oriol Junqueras y la ha ganado de largo. Los activos con que cuenta Artur Mas en estos momentos ante la ciudadanía son:
1) ser un político valiente y decidido capaz de enfrentarse al gobierno de España al conseguir contra viento y marea llevar a cabo una votación prohibida con 2,2 millones de votantes, sobre un censo de 6,2 millones.
2) Ha gobernado solo –contaba únicamente con el apoyo externo de Esquerra Republicana-- afrontando para ello la impopularidad de los recortes presupuestarios.
3) Ha sabido crear, mantener y cumplir la ilusión entre los catalanes que le seguían en su camino hacia la “consulta”.
4) Ha disipado cualquier sombra de “poco soberanista” que le achacaban los de Esquerra Republicana.
Y 5) Ha conseguido arrinconar a posiciones radicales a Oriol Junqueras (ERC) comiéndole el territorio del independentismo.
Con estos datos en mano, Artur Mas ha conseguido crear un nuevo partido político de carácter independentista que hoy se le llama “el partit del President”, que aglutina no solo los votos de CiU, sino que también ha hecho una especie de OPA a Esquerra Republicana y ha arañado votos a ICV y la CUP.
Oriol Junqueras sigue pensando que nadie es más independentista que él, pero los independentistas de hoy encuentran en Artur Mas un liderazgo sólido y valiente. Artur Mas en un principio debía “refundar” su partido (CDC) tras el escándalo de su fundador Jordi Pujol. Ahora puede ser que no haga falta, ya que puede enfrentarse en unas elecciones con otras siglas siendo Mas el líder indiscutible. Para ganar las elecciones autonómicas, Artur Mas necesita consolidar su liderazgo y esto requiere tiempo que no tendría si adelanta las elecciones. Tiene elaborados prácticamente los presupuestos de la Generalitat para el 2015, que no los pacta con Esquerra Republicana, sino con los socialistas del PSC, en un pacto "casual", muy interesados en retrasar las elecciones autonómicas a causa de su crisis interna y de identidad.
Antes de Navidad, con los presupuestos aprobados y con las encuestas contrastadas, decidiré si adelanta las elecciones o acaba la legislatura en 2016. Convocar en 2015 no es posible porque están las elecciones municipales y las legislativas españolas. Además, el nuevo escenario político español tras las elecciones puede serle más favorable. Hoy nadie le tacharía a Artur Mas de poco independentista si pacta con el PSC los presupuestos (las negociaciones ya han empezado), cosa impensable antes del 9-N.
La astucia política de Artur Mas ha apagado la estrella ascendiente de Oriol Junqueras que ha jugado a nadar y guardar la ropa, no arriesgar. Se equivocó cuando no quiso entrar en el gobierno catalán para no quemarse con los recortes presupuestarios (aunque era co-responsable de ellos). Quiso entrar en el gobierno cuando ya era tarde, a pocas semanas del 9-N. Nunca se ha fiado de Artur Mas al que veía con poco pedigrí independentista y porque él era más independentista.
Esto le ha desplazado hacia posiciones cada vez más radicales al ver que Mas le comía el terreno donde pisaba. Ha seguido la política del “wait and see”, esperar y ver, porque las encuestas le eran todas favorables. Solo había un obstáculo: Artur Mas. No quiso la consulta “bis” y no esperaba la actitud firme de Mas y la poco beligerante de Mariano Rajoy el 9-N. Ahora se ha colocado en el anfiteatro esperando qué resoluciones tomará Artur Mas de cara a un adelanto electoral´: para Junqueras hay que convocar las elecciones, ya, pero no unas elecciones plebiscitarias lideradas por Mas con lista única entre CDC y ERC, sino unas “constituyentes”.
Artur Mas ha dicho muchas veces que su intención era agotar la legislatura (llegar hasta el otoño del 2016). Ahora tanto Esquerra Republicana como ICV de Joan Herrera, dejando al margen la CUP --la extrema izquierda cuyo líder David Fernández abrazó en público el 9-N -- se dan cuenta de que han servido los intereses políticos y estratégicos de Artur Mas quien cayó en vertical cuando Jordi Pujol declaró ser un gran evasor fiscal.
Artur Mas ya no se le ve como “el hombre de Pujol”, sino como el político que ha sabido poner en jaque al gobierno de Mariano Rajoy y hasta al mismo Estado con arrojo, riesgo y tesón. Esto le ha proporcionado un liderazgo fuerte, y ya veremos lo sólido que es con el paso del tiempo. En Catalunya han surgido nuevas fuerzas como Podemos. La ventaja de Mas es que nadie ha sabido crear una alternativa válida al independentismo, y quienes lo han intentado se han equivocado de estrategia, de personas y de políticas porque han demostrado tener un alto desconocimiento de la Catalunya actual. La falta de alternativa es un grave problema para la democracia, como se demostró en los gobiernos Pujol. Catalunya sigue siendo un problema.
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