El president de la Generalitat, Artur Mas, se entrevista hoy
con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el peor momento político para
Mas, después de haber desposeído a su “padre político”, Jordi Pujol, de todos
sus cargos, sueldos y honores.
No es cierto lo que ha dicho
Artur Mas de que el caso del fraude continuado a Hacienda de Jordi Pujol sea un
“asunto personal” y no tiene que ver con el Govern de la Generalitat. Tiene que
ver y mucho. Pujol ha sido el fundador, ideólogo y referente esencial de
Convergència Democràtica hasta el día 25 de julio pasado en que declaró su
fraude continuado a Hacienda. Pues si
Jordi Pujol está proscrito ¿quién levantará la bandera de Convergència?
Volvamos
a la entrevista de hoy en la Moncloa. No es el tiempo de una gran manifestación
de la Diada de 2012, ni pocos días después de la gran hazaña triunfal de la
“Via Catalana” hacia Europa. Hoy día todos los principales líderes europeos,
empezando por Ángela Merkel, han
declarado que Catalunya no podrá estar en Europa si se separa de España.
Además, Mariano Rajoy acaba de
obtener el apoyo del joven y flamante líder socialista, Pedro Sánchez, en que
la consulta catalana es ilegal y no puede celebrarse. Por este lado Artur Mas no
conseguirá lo que se propone, celebrar la consulta el 9-N. Le quedan los
argumentos sus consejos asesores, el voto mayoritario del Parlament de
Catalunya que no es soberano sino constitucional (las elecciones se hicieron en
base a la Constitución y al Estatut), y un considerable apoyo popular, al menos
hasta ayer. Artur Mas, al igual que Pujol, confunde el apoyo popular que tienen
los partidos favorables a la consulta con “el pueblo catalán”.
Es
cierto que Mariano Rajoy y Artur Mas no hablarán del caso de la familia Pujol,
y que Artur Mas debe representar --lo decían hoy las redes sociales de los que
le apoyan—a Catalunya y al Parlament con firmeza. Esto está muy bien en las
palabras, pero Mariano Rajoy sabe que Artur Mas es un político amortizado, pues
caído el “padre político” no es seguro que continúe quien ocupa este puesto
aupado por la familia Pujol-Ferrusola. Mariano Rajoy sabe que Artur Mas no será
probablemente el interlocutor sobre el futuro de Catalunya. Será otro que decidirán
las próximas elecciones autonómicas. Ahora Artur Mas tiene otro plan “B”:
dimitir como presidente de la Generalitat y como presidente de CiU y de CDC y
convocar elecciones. Duran se fue hace poco de presidente de CiU porque estaba
en el ajo de lo que se estaba cociendo.
Rajoy,
por otro lado, está teniendo entrevistas de alto nivel estos días, no sólo con
el líder del PSOE, sino también con patronal y sindicatos, al tiempo que el rey
Felipe VI ha iniciado un reinado al gusto de la mayoría de los españoles, hasta
el punto que ha ahogado las voces favorables a la República, que siempre las ha
habido y las habrá a lo largo y ancho de la geografía española. Con la
actuación del Rey el dilema monarquía o república ha dejado de tener interés en
la opinión pública española. La monarquía ha cambiado de generación, el PSOE también
ha cambiado de generación, Convergència ha dado un bandazo generacional
pasándose con armas y bagajes al separatismo. Queda Mariano Rajoy como un
político clásico al igual que los líderes sindicales, Méndez y Toxo, pero que
tiene en su activo el haber dado un cambio de dirección a la economía.
Descartada
la respuesta de Rajoy sobre la consulta, diciendo a Artur Mas que no se va a
hacer, quedan pendientes los temas de un nuevo anclaje de Catalunya en España. Este anclaje se puede hacer por la vía de la reforma de la Constitución o por la vía más brava que
es la declaración unilateral de independencia, o por medio de elecciones
anticipadas o, como se ha sondeado estos días, con un gobierno de concentración (sería muy
complicado, porque solo podía abocar a unas elecciones). Los temas pendientes
esencialmente son la financiación de Catalunya con el fin de poder salir del
bache del endeudamiento, y conseguir una autonomía con competencias blindadas
(cultura, lengua, financiación, etc.).
Pero esto último no se decidirá en la Moncloa hoy, sino más adelante,
probablemente con el sucesor de Artur Mas. No se puede mantener un pulso continuado
con el Gobierno español, prácticamente un órdago como dicen los que juegan al
mus, y que este Gobierno ceda a la
primera de cambio. Las cosas han cambiado, en España y en Catalunya, y con la
declaración de Pujol, más. .
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