La
politización de los hechos, de todo cuanto ocurre ven España y en Catalunya, ha
llevado a politizar el crimen de León, el crimen que presuntamente una mujer y
su hija, con o sin colaboración de terceros, cometen contra la presidenta de la
Diputación de León y líder del PP en Cartilla-León, Isabel Carrasco, en plena
luz del día y en la pasarela de un puente sobre el río Bernesga que atraviesa
la capital castellano-leonesa y separa dos largos paseos.
El crimen ha tenido muchas
reacciones. Las reacciones oficiales han sido correctas, con la condena del
crimen y la solidaridad a la familia de la víctima Isabel Carrasco y a sus
compañeros de partido, el Partido Popular. Sin embargo, entre las redes
sociales, y en algunas tertulias de radio, así como pintadas en León, han
intentado involucrar la política en el crimen, dado que la víctima era la
presidenta del Partido Popular y las dos principales implicadas, madre e hija,
Montserrat González y Triana Martínez González, también militaban en el Partido
Popular.
Dos concejalas del PSOE en la
provincia de Pontevedra, han tenido que dimitir por intentar justificar el
crimen en sus respectivos twitter, al igual que un joven valenciano de 19 años,
que ha sido detenido por pedir la cabeza de los principales dirigentes del PP
español y valenciano, matándolos con un fusil AK-47.
Ya era hora de que se pusiera coto a
las redes sociales, donde no todo puede valer. En ellas se insulta, se
calumnia, se difama y hasta se hace apología del delito, del terrorismo o de la
violencia en general, o donde se castiga duramente a una persona o a una
institución por muy honorables que estas sean. Algunos medios, además, incapaces
de publicar cartas de los lectores con semejantes mensajes, se atreven a divulgarlos
si proceden de twitter o de facebook u otras redes sociales. Pero de este tema
hablaremos en otra ocasión.
El caso que nos ocupa, el crimen de
León, ya tiene víctimas colaterales como la dimisión de las concejalas
socialistas, por utilizar el twitter con la cabeza caliente sin pensar que
quedaba su nombre o su nickname grabado en internet. Escribir un twitt no es
cualquier cosa, es una tremenda responsabilidad porque lo que allí se ha
escrito, escrito está y allí se queda.
En cuanto a la politización del
crimen de León, un crimen horrendo que no tiene o no debería tener una
explicación política más allá de que los protagonistas estuvieran afiliados al
Partido Popular, tuvo sus efectos en la cadena Cope, donde Ernesto Sáenz de
Buruaga el presentador y editor del programa matinal, tuvo que actuar con
energía contra Edurne Uriarte, la cual dijo que es un crimen relacionado con la crispación política en que vive el país. Otro
daño colateral.
¿Realmente alguien cree que se trata
de un crimen con móvil político? ¿No será más bien un crimen premeditado
largamente (dos años con cinco intentos) por una madre y una hija que se
sintieron perjudicadas laboralmente? Triana Martínez González, tras ser
interina como ingeniera de telecomunicaciones en la Diputación de León,
presidido por la víctima Isabel Carrasco, no superó el examen para conseguir la
plaza al sacar un 2,2 sobre 10 en las pruebas. Posteriormente Isabel Carrasco
reclamó una cantidad por percepción de haberes indebidos (más de 11.000 euros)
e insistir en la causa al haberla perdido. Todo indica que la frialdad y
premeditación con que presuntamente actuaron las dos mujeres, madre e hija, no
tiene nada que ver con la política.
El caso del crimen de León es
triste, muy triste, porque es difícil pensar que haya personas con tanta sed de
venganza y tanta sangre fría para hacer lo que hicieron. Lo mismo se dijo del
crimen de la niña de raza china Asunta de Santiago de Compostela cuyos padres adoptivos se encuentran ahora en prisión incondicional acusados de dar
muerte a su hija. O el caso de los dos niños hermanos quemados por su padre.
Queda mucho por estudiar sobre la mente humana y muy poco sabemos sobre la
capacidad de actuar, incluso de modo atroz y vil (por la espalda). El caso no
termina probablemente en dos personas aisladas, sino que habrá probablemente
más sorpresas que ya se apuntan en la investigación, como la mujer guardia
urbana de León, Raquel Gago amiga íntima de Triana Martínez, que entregó el
arma 30 horas después de que se la hubiera dado la hija de la presunta autora
material del crimen, Triana Martínez,
que la juez todavía no se atreve a calificar de asesinato hasta conocer
todas las pruebas.
El hecho de que el crimen de León se
haya producido en plena campaña electoral de las Elecciones Europeas de 2014 ha
hecho que el climax político esté subido de tono y que algunos se hayan pasado
en sus comentarios, por lo que han de pagar y sufrir las consecuencias de sus
errores. No ha sido la España oficial, ni la Catalunya oficial, ni la
Castilla-León oficial, ni el Madrid oficial el que ha cometido el error, sino personajes
o personajillos menores (twitteros) que con sus palabras han ensuciado no sus
creencias, ni a su partido, ni a la víctima, sino su propia dignidad.
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