¿Será una crisis más? El tiempo lo dirá
Por Salvador Aragonés
Doctor en Periodismo y profesor emérito de la
UIC
Italia
tiene un nuevo gobierno desde el miércoles, presidido por Matteo Renzi, el
joven alcalde de Florencia de 39 años, que ha nombrado a sus ministros, también
con una media de edad baja. Matteo Renzi,ha llegado a primer ministro gracias a
maniobras palaciegas en la cúspide de su partido el PD, de izquierda moderada.
Renzi, desde diciembre secretario general del PD, presentó y obtuvo la aprobación
de la dirección del partido, la necesidad de un cambio de gobierno porque el
país necesita más vibración y menos tecnocracia.
El presidente Enrico Letta, de 48
años, dimitió al no tener el apoyo de su partido. Se cerraba así otro acto de
la partidocracia italiana. Letta se fue con cara larga porque ha vivido de
cerca las maniobras que han montado para hacerle caer, desde varias instancias, incuida desde la Preisdencia de la Repúbblica, no
solo de Renzi. Al día siguiente de dimitir, Letta fue visto en compañía de uno
de sus hijos cuando iba a misa, un plano impensable para un político de
izquierdas español.
Matteo Renzi,
un hombre de verbo brillante, joven, ambicioso, sin miedo al poder, derrochó
juventud y valentía en sus discursos de Investidura ante el Senado y el
Congreso de los diputados, pero “poco más”, comentan tanto el diario Corriere della Sera como La Repubblica. El Corriere dice más en su editorial: “no bastan las palabras” ni la velocidad
para abrir crédito político a Renzi, hay que ir a los hechos. Dentro de su
propio partido, el PD, también recibió críticas. Paolo Corsini, un veterano
senador del PD, ha dicho que el discurso de Renzi ha sido “un mitin de un
alcalde de provincias”. Por lo demás, a Renzi y a sus jóvenes ministros se les
ve inexpertos. No conocen bien la política internacional (la sustitución de
Bonino por una joven de 40 años es relevante), la política de defensa, la
política de Interior, en cuyo frente están mujeres jóvenes..
La oposición
está formada por el Movimiento 5 Estrellas (M5S), un movimiento contra el sistema,
que pidió elecciones anticipadas ante el sainete del PD, y Forza Italia, el
partido de Berlusconi con quien Renzi ha pactado la reforma electoral.. En
principio, el nuevo gobierno quiere llegar al final de la legislatura que
será en 2018 y sin embargo no es difícil que cumpla el año a causa de crisis
entre los distintos partidos coaligados, o de revueltas palaciegas como ha sido
el caso que nos ocupa. Enrico Letta, del PD, fue quien se encargó de poner fin a la etapa
de Mario Monti, nombrado por la Troika y Bruselas, y el fin del berlusconismo, haciendo dejar el acta de senador a Silvio Berlusconi acusado de distintos delitos.. Los
tiempos para los presidentes de Gobierno italianos son muy cortos y estrechos,
sobre todo cuando carecen de liderazgo seguro en su partido y de mayoría
parlamentaria.
Enrico Letta
--un hombre serio, un tecnócrata del PD,
ilustrado, ex demócrata cristiano pero que no enardece a las masas—cayó como
consecuencia del cambio de Secretario General del PD en diciembre pasado. Dos
meses después, el nuevo jefe del partido, Matteo Renzi, con pocos escrúpulos,
con la fuerza de su partido y el apoyo solapado del presidente Napolitano, ha decidido
sustituir a Letta, sin ser diputado ni senador.. El nuevo presidente ha lanzado
promesas de rápidas reformas, especialmente en la administración pública, fin
del bicameralismo, etc.
Un gobierno de inexpertos
Matteo Renzi
habla muy bien, gusta a la juventud, pero genera poca confianza a quienes
mandan realmente en el país: el sector financiero, la patronal Confindustria
(la Fiat ha dejado su sede de Turín, en Italia para irse a Bruselas y Gran
Bretaña) y los sectores de más influencia cultural y social tienen en la
sociedad italiana.
Del uso
del márquetin político y de un cierto populismo, Renzi dio prueba cuando salió
del despacho del Presidente de la República, Giorgio Napolitano, la pasada
semana para decirle que aceptaba formar gobierno. Con la tinta fresca de las
firmas en el papel, lo primero que anunció fue que presidirá un gobierno con
paridad entre hombres y mujeres. Nadie duda de la capacidad de las mujeres italianas
y europeas en general para ocupar altos cargos, pero si eso es lo más
importante que dice un neo presidente, no es la noticia más esperada en un país
con una crisis política, económica y social fuerte, con un paro esté al 12 por
ciento, una cifra “altísima” según los italianos.
Tal vez este
modelo de Presidente es el que conviene a los que detentan el poder real en
Italia, un Gobierno que no gobierne, o que gobierne con gestos, juventud y “valentía” (coraggio). Dicen los menos jóvenes con ironía, que Italia va mejor con
un gobierno que no mande, porque ya gobiernan los poderes fácticos. No se fían
de los políticos para hacer funcionar la economía. ¿Cuánto durará Renzi en el
gobierno? ¿Quién mandará realmente en la política exterior y la de defensa? El
tiempo lo dirá.
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