Por Salvador Aragonés
Doctor en Periodismo y profesor emérito de la UIC
El gobierno de la
Generalitat, presidido por Artur Mas (CiU) y apoyado por Esquerra Republicana, ha dado un paso más
en la vía hacia la independencia de Catalunya. Siguen ambos su hoja de ruta y,
de momento, el entendimiento CiU-ERC es cada vez más amplio. Ambos acordaron, incluida
Iniciativa per Catalunya (la franquicia de IU en Catalunya y endeudada hasta el
cuello) y de los asamblearios “abertzales” (utilizando terminología vasca) de
la CUP (tiene solo tres diputados, pero subiendo en las encuestas) la fecha y
las dos preguntas del referéndum (en Catalunya lo llaman “consulta”) previsto
para el 9 de noviembre próximo.
De aquí a septiembre
(cuando tendrá lugar, si Artur Mas cumple lo prometido, la convocatoria del
referéndum o “consulta”) han de pasar muchas cosas. El parlamento catalán acaba
de solicitar al Congreso de los Diputados, la autorización para que el gobierno
catalán pueda “convocar y celebrar un referéndum”, cuya respuesta ya es
conocida de antemano. El Congreso verá esta proposición hacia el mes de marzo o
antes de Semana Santa.
Siguiendo la hoja de ruta,
Artur Mas y Oriol Junqueras (presidente de ERC) intentan fraguar una
candidatura unitaria para las elecciones europeas del 25 de mayo, con el
convencimiento de que serán unas “primarias” sobre la voluntad de los catalanes
a favor de la independencia.
Sus aparatos de
propaganda hace tiempo que funcionan a tope, muy subvencionados por la
Generalitat o dependientes directamente del Govern (TV3, Catalunya Ràdio y la
agencia ACN): todos los diarios de papel y digitales, televisiones (las
frecuencias las concede la Generalitat), radios (las radiofrecuencias son de la
Generalitat), con una machacona presencia en las redes sociales, respondiendo
–y no siempre con buenas palabras—a quienes no sean independentistas y pongan
reparos en ello. Es decir que la Generalitat dispone de un aparato de propaganda
colosal, además de todas las estructuras de poder político y económico, desde el Govern a las cuatro diputaciones y el Ayuntamiento de Barcelona. A esto hay que añadir los centenares
de actos que en este 2014 van a celebrarse en todo el territorio catalán
conmemorando los 300 años de la llamada “conquista” de Catalunya por la España
borbónica, en la Guerra de Sucesión.
Por otro lado, se ha
registrado un fuerte incremento del independentismo en plena crisis económica, basado
en afirmaciones muy sencillas y fáciles de entender, aunque muy difíciles de
demostrar: “España nos roba”, “los impuestos nuestros se los queda
España” "Catalunya noi puede decidir nada sin contar con Madrid", “independientes seremos la Suecia del
Mediterráneo”, “pagaremos menos impuestos”, “tendremos mejores servicios
sociales”, etc. Mucha gente, especialmente de la Catalunya interior, cree que
la independencia es la panacea y la solución a la crisis, y todo esto adobado con un anti españolismo fuerte. Como efecto de la propaganda, hoy un 45 por ciento de
los catalanes cree que seguiremos en Europa, cuando se ha dicho por activa y
pasiva por parte de las máximas autoridades europeas que no va a ser así.
Cuando se dice que Catalunya está arruinada, que no tiene crédito internacional
a causa de su volumen de deuda que asciende a 60.000 millones de euros, no
preocupa, pues ha dicho Artur Mas que en cuatro años se habrá pagado la deuda
porque los impuestos serán “para nosotros”.
El acuerdo para las
europeas entre CiU y ERC, podría medir el nivel de independentismo. Pero no es
fácil porque Esquerra ha participado siempre en las europeas coaligada con los
partidos “abertzales” radicales vascos y CiU ha ido en coalición con el PNV, y
algún pequeño partido valenciano y balear.
La propaganda ahora se
basa en dos ejes: “Madrid (Rajoy) se hace el sordo y no quiere dialogar” o sea
que la democracia está de nuestro lado, y “Madrid no quiere que votemos, cuando
lo más democrático es votar” (en Catalunya se vota casi cada año por unas
elecciones u otras).
Pensar en un diálogo o
entrevista entre Mas y Rajoy, hoy, es muy difícil: sería un diálogo de besugos,
después de que Rajoy canceló la entrevista con Mas cuando se acordó sin consultarle el día y la pregunta
del referéndum. Además la escena del sofá serviría a Mas para reforzar su tesis
de que “Madrid no nos quiere escuchar”. Rajoy lo ve como una trampa. Lo que
diga Rajoy en Catalunya no tiene ninguna credibilidad en los medios y en las
tertulias. Y el PP tiene una escasísima presencia institucional y mediática.
Rajoy vino a Catalunya para decir que “mientras sea presidente del Gobierno, no
habrá referéndum en Catalunya, ni habrá desmembración de España, porque esto
incumbe a todos los españoles". Por otro lado, Mas arguye que la consulta o
referéndum puede hacerse si “hay voluntad política” o sea si hay una lectura
“elástica” de la Constitución. Pero Rajoy afirma que la Constitución es
“flexible” pero no sirve para “atajos” como quiere Mas.
Por otro lado, Rajoy
quita legitimidad al referéndum porque CiU no se presentó en la elecciones de
2012 pidiendo la autodeterminación en su programa electoral, y que Mas se ha
dejado guiar por Esquerra Republicana. Mas se apoya en las encuestas y en la
gran manifestación de 11 de septiembre pasado. A su vez Rajoy replica que más
manifestaciones que las que ha habido en el País Vasco ya no las habrá, y los
vascos en 40 años, incluso de mucha violencia y contra las Fuerzas Armadas y ahí
está. Mas replica que en Catalunya no quieren la violencia, sino la democracia
e insinúa que su política es la de políticos florentinos y no vascos.
Artur Mas ha
reconocido en privado que la consulta no se hará porque no la autorizará el
Congreso. El paso siguiente a las elecciones Europeas es disolver el parlamento
catalán y convocar elecciones, si no es posible la “consulta”, que pueden ser
“plebiscitarias”, según Mas y Junqueras, pero ya nos iríamos a final de año, o
tal vez Mas querría llegar, aunque sea prorrogando los presupuestos del 2014, tal
y como se han aprobado ahora (presupuestos para dos años), hasta el final de la
legislatura en el año 2016 tras ver lo que ocurrirá en las elecciones
municipales, autonómicas y generales españolas.
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