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Un programa de “La Sexta” saca ampollas en las redes sociales

Por Salvador Aragonés
Doctor en Periodismo y profesor emérito de la UIC

                El domingo antes de Navidad,en un programa de de televisión de España, La Sexta, el periodista Jordi Évole habló de la educación diferenciada, es decir las  escuelas que separa los niños adolescentes por razón del sexo. Las redes sociales saltaron muy movidas, de una parte (los favorables) y  de otra (los no favorables). Intentaré señalar los argumentos.

                En primer lugar hay que preguntarse si es legítimo que exista la educación diferenciada, y en su caso si los colegios que han optado por ese sistema tienen derecho a no al concierto escolar, es decir a recibir financiación pública. 

                Ante todo hay que decir que el artículo 27 de la Constitución reconoce la libertad de los padres para elegir la educación que prefieran para sus hijos y no establece ninguna opción. Los padres son los depositarios del derecho a la enseñanza,  dice este artículo constitucional, y por lo tanto reconoce el derecho a elegir tipo de educación, tanto si los niños y las niñas estén en una misma clase, o en clases separadas. Este fue un artículo muy debatido en la ponencia constitucional, pues el PSOE y el entonces PCE, o sea socialistas y comunistas,  querían una enseñanza única, pública y gratuita para todos. Pero esa unicidad chocaba con la libertad que pretendía proteger la futura constitución. Se llegó a una fórmula de compromiso, en el sentido que dejaba libertad a los padres para elegir centro, libertad para la creación de centros, libertad de cátedra, derecho a la gratuidad en los niveles obligatorios, y otras cuestiones. Fue el pacto constitucional entre el centro, la derecha, la izquierda y el centro-izquierda.

                Desde la Constitución se elaboró una Ley Orgánica que regula el derecho a la educación de la UCD, luego otra del PSOE, la LOGSE, y luego fueron viniendo otras leyes hasta la actual Ley Wert. La LOGSE y la Ley Wert (LOMCE) reconocen los conciertos económicos con los centros privados (la gran mayoría religiosos), siempre que las enseñanzas cumplan los requisitos curriculares y lingüísticos establecidos. Los problemas vinieron cuando las comunidades autónomas absorbieron las competencias del Estado en materia educativa. Cada comunidad –quien más quien menos—estableció una nueva legislación o reglamentación. Unos dejaban libertad a los padres de elegir el tipo de educación que querían, a través de un concierto económico para hacer efectiva la libertad de enseñanza aunque el coste de las enseñanzas públicas soporta un 80 por ciento más que los concertados. La enseñanza pública en España es la más cara de Europa, según datos del Ministerio de Educación, que recoge los datos estadísticos de Europa.

                El problema llegó cuando alguna comunidad autónoma, gobernada por las izquierdas se negó a dar ayudas a los colegios que practicaban un sistema de educación diferenciada porque consideraban que la discriminación de sexos va en contra de la constitucional igualdad entre todos los ciudadanos, sin tener en cuenta la edad, sexo, religión, etc. En realidad la Constitución no condena todas las actividades públicas que separan por sexo, como ocurre con el deporte en sus distintas modalidades, incluido el deporte profesional y Olímpico, ocurre también con la separación de los sanitarios en todos los centros de trabajo, en los restaurantes y centros públicos (bibliotecas, espectáculos estables, etc.) y en muchos otros ámbitos y no lo considera una discriminación.

                En el caso de la enseñanza, en España no ha habido, después de la Constitución, un pacto entre las fuerzas políticas importantes que consensuara una Ley Orgánica de la Educación en la que todos los españoles se sintieran cómodos. Los motivos –lo he dicho en otras ocasiones—son ideológicos: la derecha no se fía de la izquierda porque va a colar su ideología en la enseñanza, y la izquierda no esconde su malestar por la presencia de colegios confesionales católicos pagados con dinero público. Ahora se escucha menos aquello que la izquierda cantaba durante el franquismo: escuela única, pública y gratuita. La palabra “única” chirría por todos lados en un estado democrático. No es libre una escuela "única" mixta o diferenciada, o cristiana o judía o musulmana o simplemente estatal. La gratuidad debe asegurarse en todo tipo de escuelas , porque la gratuidad es un derecho de los ciudadanos y no de los estados o comunidades autónomas o religiones. Los ciudadanos deben ser libres para elegir, ty en una escuela única, sea del color que sea no hay elección posible. 

                Los contrarios a la pluralidad de centros, empezaron entonces una guerra “selectiva”, diciendo que hay colegios de élite que reciben fondos públicos y discriminan por sexo. Muchos individuaron entre estos colegios a “los del Opus”. Algunas comunidades autónomas, como la andaluza, retiraron el concierto económico a las escuelas del sistema de educación diferenciada.  Separar los alumnos por sexo es un disparate, dicen, porque significa volver atrás en el tiempo. Los colegios de la diferenciada reclaman libertad de enseñanza, pues pueden coexistir colegios públicos y privados mixtos o diferenciados, de cualquier religión reconocida. En USA hay separación de alumnos por clase social, por el color de la piel, por la lengua vehicular (los japonenses utilizan el japonés), etc.

                En España la escuela diferenciada es poca pues los  colegios de religiosos/as se hicieron mixtos, pensando que llenarían sus grandes colegios. Los partidarios de la educación diferenciada opinan que separando por sexos se puede dar una educación más personalizada dado que en la edad adolescente un chico y una chica difieren bastante en sus sensibilidades y comportamientos, y separados desarrollan mejor su personalidad y su rendimiento académico. Las cifras de unos y otros, y dentro del informe PISA, así lo demuestran.

                En el mundo hay 210.000 escuelas de educación diferenciada. En Gran Bretaña y los Estados Unidos hay escuelas públicas que separan por sexo. De hecho Hillary Clinton y Nancy Pelosi fueron educadas en un colegio femenino. En Estados Unidos, además, se aprobó una enmienda constitucional, en 1972, para reconocer a los colegios con educación diferenciada y el pluralismo en la enseñanza. En Gran Bretaña, 21 entre las primeras 25 mejores escuelas  privadas son de enseñanza diferenciada, y en las escuelas públicas de las 25 mejores 15 son de diferenciada. Los 210.000 colegios con el sistema diferenciado, pertenecen a los países más desarrollados, entre ellos Japón, Australia, Francia, Alemania, Italia, etc. Estos colegios, que son tanto públicos como privados, atienden a 40 millones alumnos. La mayoría de ellos han sido creados en los últimos 25 años. Luego no creo que sea una cosa del pasado.

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