De
un tiempo a esta parte, se nota por las tierras catalanas un tufillo de
intolerancia sobre el tema del separatismo y de la enseñanza hacia quien no
piensa como ellos. Esto me preocupa pues significa que los catalanes hemos
perdido talante democrático, y que nos cuesta dialogar, escuchar y aceptar que
el otro que no piensa igual también puede tener razón y que las ideas políticas
son siempre opinables, y la libertad de pensar y expresarse están en el meollo
de la convivencia democrática cuando se ejercen desde el respeto a los demás,
sin menospreciar, ni ridiculizar, ni insultar al otro.
Hay
dos puntos en los que ese tufillo es más fuerte. Uno es la lengua: quien no
cree en el sistema educativo de inmersión en catalán es condenado por delito de
“lesa nación”. Creo que el sistema de inmersión “lingüística” es un sistema tan
válido para la enseñanza como cualquier otro (antes, cuando la inmersión era en
castellano todos la criticamos, porque
nada se enseñaba en catalán). Si el sistema funciona, ¡adelante!, y el día que
no funcione, lo deberíamos cambiar. Todo parece indicar por el momento que no
es necesario cambiarlo porque el sistema ha servido para la integración social
y cultural de los que viven en Catalunya.
Lo
que me preocupa es que haya personas en el Parlament que se rasgan las
vestiduras cuando alguien propone que se
dé una asignatura o dos más en castellano, por ejemplo matemáticas y física y
química. Dicen que el “modelo catalán no se puede tocar”. Eso es sacralizar un
sistema de educación lingüística, que es una opción política, pero de sagrado
no tiene nada.
Por
otro lado, se confunde, en Catalunya, la parte con el todo. Se confunde un sistema
educativo –desde 1982 el sistema educativo español ha funcionado con leyes socialistas apoyadas por CiU-- con un sistema de educación lingüística (que
es una parte del sistema). CiU apoyó los sistemas socialistas, no porque creía
en estos sistemas, sino porque estos garantizaban la inmersión lingüística en
catalán.
Es
una gran pena que los gobiernos socialistas y los del PP no hayan sido capaces
de consensuar un modelo educativo que es y ha sido un fracaso a juzgar por el
alto nivel de fracaso escolar, en Catalunya y en todas España. El PP tampoco va
por la vía del consenso, al menos hasta ahora.
Se dice
que hay una sentencia del Tribunal Constitucional que declara la constitucionalidad de la inmersión lingüística,
pero en ningún lugar la sentencia dice que la inmersión es el único sistema
posible, ni que esta inmersión suponga que todo se haga en catalán. El TC dice
que la legislación catalana está de acuerdo con la Constitución, pero no que no
pueda haber otro sistema.
El derecho a la educación pertenece los
padres y no de los políticos
Por
otra parte, quien conoce la Declaración Universal de los Derechos del Hombre
aprobado por la ONU, verá que en su artículo 26, punto 3, dice que “los padres
tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a
sus hijos”. La Constitución Española en su artículo 27 dice lo mismo.
O sea
que el derecho a educar descansa sobre los padres, y no sobre las escuelas, los
sistemas políticos, los partidos, las administraciones públicas o los profesores. Esto implica que es
necesario que exista una pluralidad de ofertas educativas para que los padres
puedan usar del “derecho a decidir” o elegir escuela. Hoy existe la libertad de
elegir como lengua principal (vehicular) educativa el inglés, el francés, el
alemán, el italiano, el japonés… pero no el español como lengua principal, sin
olvidar el catalán, siendo el español la segunda lengua del mundo. Esto va
contra el sentido común.
El independentismo
El otro
caso de tufillo de intolerancia está en el
separatismo, como si fuera bendecido por la ONU, la Unión Europea y/o el
Vaticano. No se aceptan razonamientos contrarios. Pero es un tema discutible, y
sin menoscabar el derecho de cada uno a defender sus propias ideas
democráticamente, es necesario también un largo debate político, económico, y social,
donde seguramente se mezclarán razones empíricas, históricas y sentimentales.
Se
habla del derecho de autodeterminación de los pueblos, que nadie lo pone en
duda, pero es un derecho forjado en el periodo de la descolonización y para los
pueblos que estaban bajo dictaduras totalitarias nazis o comunistas. ¿Es
Catalunya un país colonizado o vive bajo un sistema totalitario? En Catalunya
muchos dicen que sí, pero no lo saben demostrar.
Soy
partidario de que el pueblo se pronuncie democráticamente, no presionado por
las circunstancias. Por eso pregunto ¿Conviene votar en un momento de crisis
económica muy fuerte como la actual o mejor es esperar que al menos se salga de
la crisis? Es una opinión. Es conocida la frase atribuida a San Ignacio que “en
épocas de crisis no hagas mudanzas”. Hay que analizar serenamente el coste (en lo económico, humano
e histórico) de estar en España y el coste de no estar en España. Y
paralelamente el coste de estar en Europa y el coste de no estar en Europa.
Lo
peor que puede darse en este debate es la intolerancia, la intransigencia que
demuestran algunos de los que defienden una cosa o la contraria. En Catalunya el
separatismo es más un sentimiento contra España que un razonamiento que invita
a vivir solos. Eso hace que la solución del problema sea muy difícil: Catalunya
muy difícilmente conseguirá su independencia “contra España”, sino pactando con
España.
La
convivencia pacífica que había en Catalunya –se le llamaba “el oasis
catalán”—hace apenas dos años, parece que nos la hemos cargado. El oasis es
para quien piensa como ellos. Lo más importante para un pueblo es una sana
convivencia, donde unos y otros, con sus ideas políticas, religiosas,
económicas y sociales puedan convivir y trabajar sin problemas de convivencia. Nadie
tiene derecho a imponer “su” criterio político a los demás. Catalunya es y ha
sido una tierra de acogida históricamente, de diálogo, de paz y de libertad,
aunque siempre ha habido –y habrá--minorías intolerantes, lo cual es inevitable
en un país plural. Por eso me preocupa hoy, y en especial porque estamos en
época de crisis, que resuenen tambores con un tufillo de intolerancia alentado
por la clase dirigente.
El tema de l'independentisme no es que estigui beneït, és que no està prohibit o condemnat i alguns el presenten com racista, nazi i d'altres adjectius qualificatius per dir-ho suau. Sembla que només hagis escoltat als d'una banda. Si vols et passo el que m'han dit pel facebook: racista, infantil, intolerant, subnormal, manipulat, ... segueixo? Torno a notar "tufillo" cap a una banda jeje. En quins entorns et mous? No parles de les extralimitacions del Sr Rouco, que no ha canviat de règim, ni ha entès el VII i la independència dels laics i del poder civil. No palres del buidatge intepretatiu de la constitució - amb la paraula i esperit del terme "nacionalitat" per exemple - que la fa nul·la a l'entendre de bona part de la societat catalana, inclús d'algun dels seus pares. Aquesta part la trobo esbiaixada clarament, doncs crec que la tensió producte de la campanya electoral i de la opció clara - per fi!! presa per Convergència - ha fet que qui sempre callava hagi parlat i qui sempra manava i feia i desfeia tingui problemes. I et deixes un tema moooolt important: com s'entén en un pais normal que qui és minoria en unes lecccions autonòmiques vulgui governar com qui es majoria utitlitzant el poder central? Se't gira feina.
ResponderEliminarSobre el tama de la llengua. Noto també un tufillo cap a un dels costats de l'opinió jeje. Parlar del castellà com a vehicular a Catalunya no es pot fer com si fos l'anglès o el francés - que s'hauria de potenciar - si no que suposa separar de fet a la població per rao de llangüa. Això no es pot passar per alt frívolament. Estic amb tu en que s'ha de fer en castellà alguna assignatura troncal, però no més que això. La llengua castellana ha de ser oficial en una Catalunya independent però no al mateix nivell. Alguns - majoria - volen que el català sigui la llengua que uneixi als catalans vinguin d'on vinguin i d'altres - una minoria relativa - volen qe sigui el castellà. Aquesta minoria vol imposar des de fora el que no aconsegueix a dins. Aquest és el greu problema democràtic, un dels que fa que la independència poc a poc es vagi imposant. Jo no hi veig alternativa mentre hi hagi Werts i Aznars i altrs especímens
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