¿Por qué en los casos de corrupción
no hay políticos, ni banqueros, ni jueces en la cárcel?
La trama de corrupción surgida en el Ayuntamiento de Sabadell, así como los tráficos de influencia en Montcada i Reixach y en la Diputación de
Barcelona ha preocupado muchísimo en los ámbitos políticos. Desde esta columna
no culpamos a nadie, porque, aunque seamos pocos, seguimos creyendo en la
presunción de inocencia de todos los inculpados mientras no haya sentencia
firme. En consecuencia, no hay que culpar ni al alcalde de Sabadell, Manuel
Bustos, ni a cuantos están incursos en un procedimiento de investigación penal
por parte de los jueces de instrucción., como el caso de Daniel Fernández,
secretario de Organización del PSC.
Muchos recordarán que el tema de las
comisiones del 3 por ciento fue sacado en un debate de control parlamentario
por el entonces presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, quien acusaba a CiU de que al no estar al
poder echaba en falta las “tangentes” que cobraba del 3 por ciento. Fue todo un
clamor: Artur Mas se levantó y pidió que retirara lo dicho y se puso hecho una
fiera, pues si lo sabía exigía que lo demostrara. Maragall, al igual que muchos
otros, conocían la música callejera, pero no tenía en mano la partitura ni la
solfa para demostrar de dónde había salido, o mejor dicho, de saberlo hubieran
salido hechos nada agradables para su partido. En el debate parlamentario
recuerdo que el PP y Ciutadans, que nunca han gobernado en Catalunya, acusaron
a PSC y CiU de taparse las vergüenzas unos a otros.
Tras la rectificación de Pasqual
Maragall, y pedir una mini-disculpas que Artur Mas consideró “suficientes”, el tema
quedó resuelto aunque sigue coleando hasta hoy el run-run popular del 3 por
ciento. Ahora ha salido una práctica, que según el Juez Instructor del caso
“Mercurio” se practicaba en Sabadell, y que consistía en que las empresas que
contrataban con el Ayuntamiento, debían crear un depósito previo, a fondo
perdido, para optar a una contratación.
Debo decir sin ambages, que esta
forma de contratación ha sido bastante habitual: dejar un depósito para optar a
la contratación, pero eso sí, no siempre con las cartas vistas, y no siempre el
depósito era a fondo perdido, sino que no pocas veces se recuperaba
posteriormente.
Hemos escrito en otras ocasiones que
España es uno de los países más corruptos de entre los países occidentales. Ya
dijimos que La Transparency International, correspondiente al 2011,
sitúa España en el país número 31, por encima de Taiwan, Portugal, Bostwana y
Eslovenia, y por debajo de Chipre, Estonia, Emiratos Árabes, Francia y Uruguay,
por este orden, y con la puntuación de 6,2 sobre 10. Los países más “honestos”
son Nueva Zelanda, Finlandia, Dinamarca, Suecia, Singapur y Noruega que tienen
una calificación por encima del 9 sobre 10.
El caso del PSC es grave, porque es
la segunda vez que el Secretario de Organización (número dos del partido) se ve
implicado en un caso de corrupción. El primero fue el diputado Josep María
Sala, que resultó condenado en sentencia firme por el caso Filesa, y ahora está
“implicado” –que no quiere decir culpable—Daniel Fernández en un caso de
tráfico de influencias.
Tenemos en Catalunya pendientes
todavía los casos Pretoria, que estalló en los ayuntamientos de Santa Coloma de
Gramanet y Badalona, con dimisiones de reponsables políticos, y sobre todo el
caso Palau de la Música, que afecta no sólo a Convergència i Unió, sino también
por lo que se ha sabido después a cargos del PSC cuando gobernaba el
Ayuntamiento de Barcelona. El caso Palau, curiosamente, sigue en “stand by”, no se mueve, y mientras tanto
Fèlix Millet y los principales responsables siguen en la calle por lo que veo
muy tranquilos.
Si vamos a la administración de
justicia, nos encontramos co n algunos jueces que sueltan—“por error judicial”,
dicen las crónicas—narcotraficantes, mafiosos chinos y de todo pelaje, miembros
de ETA, contrabandistas y un banquero –el consejero delegado del Banco de
Santander, Alfredo Sáenz—aunque condenado, no fue a la cárcel porque el
gobierno Zapatero lo indultó antes de pisar la prisión. ¿Y si un juez se
equivoca en un caso grave, por qué no va a la cárcel? Sólo conocemos del cla
moroso caso del juez catalán Pascual Estivill, que metía empresarios a la
cárcel y los sacaba previo pago de una suculenta suma en cuentas suizas.
Y tampoco veo a periodistas que
denuncian casos clamorosos que vayan a la cárcel por injurias u otros delitos
contra la fama o la falsedad en la información.
La gente de la calle no lo entiende.
No entiende nada de lo que pasa. No entiende que el peso de la justicia caiga
solo contra los que nada tienen y los poderosos se libran de las condenas. No saquemos ahora a
Strauss-Kahn el ex director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional, que ha
“arreglado” su asunto con la mujer africana de servicio del lujoso hotel
neoyorquino, pagándole 4,5 millones de euros, que no hará tambalear las
finanzas de Strauss-Kahn.
Con lo que se ha visto, ¿por qué
ningún banquero, político, juez o periodista denunciante de hechos graves se
encuentra en la cárcel? He ahí un hecho que causa desafección entre el pueblo y
la clase dirigente. El pueblo no entiende que haya una dura justicia para quien
no puede pagar su hipoteca, y en cambio para quienes han arruinado bancos y
cajas se queden de rositas paseando por las calles sus fortunas, porque encima
han cobrado sueldos y despidos millonarios. ¡Increíble!.
Salvador,
ResponderEliminarEn el context de les consideracions precises que en relació a aquest cas --i per extensió a altres-- fas, dir-te que hi estic molt d'acord. Segueixo l'evolució del cas per qüestions de proximitat òbvies i estic molt interessat en conèixer l'abast de tot plegat i les conseqüències. A partir de llavors penso escriure quelcom a fons per intentar apropar-me a la resposta de moltes de les preguntes que en la teva peça et formules...
Una abraçada,
Joan