Ir al contenido principal

¿Adónde va el PSC?


Acaban de celebrarse unas elecciones autonómicas, de dos autonomías históricas, donde el partido socialista ha tenido un declive importante, dispersándose parte de sus votos hacia formaciones independentistas radicales. Ahora acaban de publicarse encuestas que prevén otro declive en Catalunya del PSC, al modo de Galicia, pero con una hegemonía de Convergència. 

¿A qué se debe el cansancio o falta de apoyo del electorado tradicionalmente socialista? A muchos factores, no seamos simples. El socialismo no ha digerido su doble alma de catalanista intelectual  y españolista de corazón, nacida a raíz de la fusión de los tres partidos socialistas que había en Catalunya cuando nació la Transición: el PSC-Congrès, catalanista de izquierdas y radical, la Federación Catalana del PSOE, españolista y sindicalista, y el PSC-Reagrupament, una socialdemocracia nacionalista y moderada. Las bases eran del PSOE (matriz obrera y sindical), pero los cuadros era del PSC-Congrès, socialistas surgidos de la burguesía catalana y con formación universitaria. 

Aglutinar esta amalgama no ha sido ni es fácil. Han convivido dentro del PSC hombres y mujeres de pensamiento catalanista fuerte, junto con contrarios al nacionalismo catalán y que nunca quisieron romper con el PSOE, aunque aceptaron posiciones cercanas al catalanismo. Sus planteamientos de izquierdas (obreristas) y nacionalistas al mismo tiempo, y su afán de gobernar, le llevaron al PSC, como al PSOE, a pactos que dieron como resultado el descontento popular. Han sido el PSC y el PSOE los que han tenido pactos con las fuerzas pro independentistas, como los pactos con Esquerra Republicana en Catalunya y Baleares,  con el BNG en Galicia, con el PAR en Aragón, y lo que cierra el círculo, el acuerdo con Esquerra Republicana e Izquierda Unida (ICV) en el  parlamento español, en la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero sin contar, con el Partido Popular en Euskadi para desbancar al PNV con quien había gobernado antes,

Es evidente que el PSC-PSOE, como cualquier otro partido, quiere gobernar, pero ¿con qué compañeros de viaje? Cuando CiU mantenía pactos con el PP en Catalunya y en Madrid, en los primeros años 2000, el PSC de Montilla y Maragall propuso la reforma del Estatut para romper el pacto CiU-PP, por una parte, y superar el nacionalismo a CiU. Es el mismo error que cometió el entonces primer secretario del PSC, Joan Reventós, en la primera legislatura del Parlament, en la oposición: superar a CiU en nacionalismo (el Parlament aprobó  la ley de supresión de las diputaciones, pero fue declarada inconstitucional). La coalición con la Esquerra Republicana de Carod Rovira no ha sido el mejor compañero del PSC ni con Maragall ni con Montilla.

Los socialistas están pagando un precio muy alto a esta política de tacticismo que no ha ayudado a resolver los problemas de los ciudadanos y se ha agravado con la crisis, ya con Zapatero, con Montilla, con el lehendakari Patxi López, o con el gobierno de Francesc Antich en Baleares, el cual gobernó con Esquerra Republicana y con Unió Mallorquina de María Antonia Munar (condenada por corrupción) para desbancar al PP y ha pagado un precio alto. Todas estas incoherencias al final se pagan.

El PSC, que es un partido dícese “independiente” del PSOE –y desde un punto de vista jurídico así es—ha tenido el problema identitario siempre presente y reaccionaba mal cuando le llamaban “sucursalista”, o de hacer seguidismo del PSOE como el de no poder formar un grupo parlamentario propio en Madrid. Es decir ha faltado una identidad catalana propia en el PSC como partido. En las primeras legislaturas buscó la identidad en su sentido municipalista, dado que tenía experiencia en la gestión municipal. Pero el municipalismo no es suficiente para la identidad de un partido. Ahora, la mayoría del partido (más de un 70 por ciento) se inclina por mantener los tradicionales lazos con el PSOE, pero no sabe articular un discurso adecuado para Catalunya que sea una respuesta y una alternativa a CiU. Y así Pere Navarro, el actual líder, habla del “dret a decidir”, y de reformar la Constitución para alcanzar un Estado Federal. El PSOE ha criticado ya  lo del “dret a decidir” desde las más altas instancias, y desde instancias menores se pide una clarificación definitiva entre el PSC y el PSOE.

Hace dos años el PSC controlaba todo el país

¿Adónde va, pues, el PSC? Hace apenas dos años, el PSC controlaba toda la política catalana, desde el mismo meollo de todas las instituciones. Gobernaba en España con Rodríguez Zapatero, con dos ministerios como Defensa (conjugar Defensa e identidad catalanista es complicado) e Industria; en Catalunya gobernaba la Generalitat con el tripartito, además tenía el gobierno de la potente Diputación de Barcelona y la de Lleida, junto con los ayuntamientos más grandes de Catalunya, entre ellos las cuatro capitales de provincia y los ayuntamientos más poblados del entorno barcelonés, casi todos con mayoría absolutaEsto equivale a decir que el PSC llegó a controlar cerca del 90 por ciento de todos los presupuestos públicos –de todo el dinero público-- de Catalunya y una parte de los presupuestos del Estado, con la voluntad de transformar la sociedad. Ningún partido había tenido tanto poder en Catalunya a lo largo de la historia. El PSC no supo aprovechar tanto poder, y la falta de una identidad propia en política catalana, la incapacidad de resolver los problemas derivados de la crisis económica,  amén de los errores cometidos en la gestión, y de las salpicaduras de corrupción registradas aquí y allá, se han quedado los socialistas catalanes en la oposición en el gobierno de Madrid, en la Generalitat, en todas las diputaciones catalanas, en el ayuntamiento de Barcelona, y en un buen número de ayuntamientos importantes catalanes, hasta ahora feudos seguros del PSC. En definitiva, el socialismo clásico hoy ya no vende, y el socialismo moderno, al menos en Catalunya, está por inventar. 

Comentarios

entradas populares

Gaudí no era un soltrerón ni un masón

El escritor e ingeniero Josep Maria Tarragona i Clarasó (Barcelona, 1957), es un gran divulgador de la vida y obra del genial arquitecto y artista, Antoni (Anton le llamaban sus familiares y amigos) Gaudí i Cornet. Muchos escritos de JM Tarragona están en la web www.antonigaudí.org , y ahora acaba de publicar su segunda biografía de Gaudí: “ Gaudí, el arquitecto de la Sagrada Familia ”, en español, catalán e inglés. Se preparan las ediciones en alemán, francés e italiano. En la presentación del libro –que tuvo lugar en la Cripta de la Sagrada Familia—el libro fue calificado de “definitivo”, aun tratándose de una “biografía breve”. Lo entrevistamos en una salita de su despacho, especial para el Diari de Tarragona -SA.- Gaudí, ¿de Reus o de Riudoms? -JMT.- Gaudí nació legalmente en Reus. Así consta en la partida de bautismo (no había Registro Civil entonces), en su cartilla militar y en los documentos y actas notariales que le mencionan. Sin embargo, existe una tradición

El uniforme en el colegio ¿sí o no?

Ejemplar la actuación  del fundador de Facebook, Mark Zuckerberg,  quien siempre lleva la misma ropa. El uniforme para ir al colegio, en los niveles obligatorios, levanta polémicas todos los años. ¿Sí o no al uniforme? Veamos qué dicen los partidarios y los detractores. Los detractores del  uniforme dicen que este señala a los niños y niñas de clase social alta. Además, el uniforme es desechado sobre todo por las niñas, que lo aborrecen muy pronto porque ellas quieren ser “distintas”, y dejar de ser “colegialas”. Así mismo -dicen los detractores- tanto chicos como chicas ven el uniforme como una cosa  antigua , de antes, no lo quieren. Los padres también piensan lo mismo: el uniforme va contra la formación de la personalidad de cada niño o niña, cuando se debe fomentar que cada alumno/a destaque por sí mismo/a. El uniforme, como su nombre indica,  uniformiza  cuando hoy cada vez más se tiende a individualizar. Los padres y educadores que  son partida

¿Por qué hay que prohibir los piropos?

                (Aleteia) Un piropo es una galantería, un cumplido, un halago, una lisonja que va dirigido a una mujer para exaltar su persona, su belleza . ¿A qué mujer no le gusta que se le diga que está muy guapa? Lo que ocurre es que la mujer está siendo peor valorada en la sociedad actual y solo es contemplada por una buena parte de los hombres como objeto de deseo . ¿Tendrá que ver con ello la ideología de género? Ese ya es otro tema. No confundir los piropos, con las expresiones groseras, bastas, soeces, bajas, en definitiva maleducadas, molestas y desagradables, que hieren la intimidad de la mujer . Prohibir o “erradicar” los piropos me parece una solemne tontería, cuando estos son galantes, delicados e ingeniosos. Sí que podrían rechazarse socialmente (no penalmente) las expresiones desagradables que ofenden a la mujer, como apunta Ángeles Carmona, presidenta del Observatorio de la Violencia Doméstica y de Género español, dependiente del Consejo General del Poder Judi