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La crisis de la prensa escrita: cambiar modelo de negocio


El periodo de las vacas flacas en la economía del país, también vale para los medios de comunicación de cualquier tipo: prensa, radio, televisión... aunque afecta menos a Internet i a las redes sociales, porque son medios en expansión.

El problema más grave que tienen los medios es que viven dependiendo demasiado, de la publicidad: la prensa depende de ella un 50 por ciento, la TV más de un 80 por ciento, igual que la radio. Los diarios suman a los ingresos por publicidad la pequeña aportación del lector (1.20 ó 1.30 euros ejemplar) de la cual se ha privado a televisiones y radios. En Internet funciona el “pocket money”, pero sin fórmula.

Cuando viene una crisis económica, los medios tradicionales acuden a curas tradicionales: recortes en los gastos generales de personal, de colaboradores, menos medios a los periodistas (algunos hasta no les pagan ni los transportes públicos para desplazamientos y prefieren conseguir la noticia “cantada” por teléfono en lugar de “vivirla”), utilización de becarios o recién licenciados a bajo coste en lugar de personal experimentado. Y así, cualquiera que vea los medios de comunicación tradicionales coincidirá en la baja calidad de los mismos, y de seguir así nadie va a pagar medio euro más –ni los publicitarios— para seguir leyendo el diario. No digamos la prensa gratuita que ha desaparecido prácticamente.

¿Dónde está el problema? En los ingresos. Todo el mundo sabe que un diario en papel cuesta poquísimo, y sirve para leerlo, utilizarlo como envoltorio del bocadillo, secar el suelo, etc. No voy a entrar en este artículo si los diarios en línea, en internet, se van a comer a los diarios de papel. Personalmente adelanto que no lo creo, aunque el papel se venderá menos en el futuro.

¿Cómo diversificar o mejorar los ingresos? Muchos lo han pensado, pero no se han atrevido. Los diarios están mal económicamente, porque son industrias caras por las que se paga un precio muy barato. ¿Solución? Pagar el precio de coste, más el margen de beneficio. Muchas personas estarían dispuestas a pagar 2 y 3 euros para un diario que les aportara valor por la calidad de su información necesaria para su trabajo, para sus relaciones sociales, para su formación cultural, porque lo importante es el producto, no el precio. ¿No hay zapatos de 300 euros y se venden bien? Si un producto es bueno y útil resulta “económico” y la gente lo compra. Aportar valor quiere decir apostar por la calidad, la calidad especialmente en los contenidos, aunque también con una presentación agradable: lo cutre es siempre ruinoso.

Algunos empresarios han buscado sinergias entre los diarios, como compartir la distribución (que es carísima), pero es un parche pequeño para un agujero grande. Otros –práctica para mí nada aconsejable si se quiere hacer un diario independiente—es buscar subvenciones de los gobiernos locales, autonómicos o centrales. Otros han hecho coleccionables, pegatinas, regalitos, con escaso éxito para conseguir nuevos lectores porque al terminar estos aditivos los lectores no siguen. Otros han buscado sinergias en internet, facilitando la suscripción de varios diarios por poco dinero, pero los recelos entre los grandes medios son enormes: las heridas, más políticas que empresariales, no han cicatrizado. Internet facilita el “pocket money”, es decir que puedas suscribirte a cinco o seis diarios por el módico precio de un euro, o que exista un agregador de internet que facilite un “diario a la carta” al lector que lo desee (artículos o páginas concretas de diversos diarios, secciones como economía, local, deportes pues muchos seguidores de equipos que viven lejos, e incluso pasatiempos). ¿Por qué los Editores de Diarios no ofrecen soluciones alternativas a la publicidad? Personalmente pienso que viven pegados al pasado, no ven claro el negocio en internet y además, como tienen sus empresas alicaídas, les asusta el cambio, invertir en futuro. Sin embargo, el coste de internet es sólo de línea, pues desaparecen los costes de papel, compaginación, distribución, rotativa, etc.  

En definitiva, lo que está en crisis no es ya la economía de los diarios solamente, sino el modelo de negocio, un modelo que requiere talento, ambición, riesgo y esfuerzo. Si nos fijamos en Bill Gates, el hombre más rico del mundo, observamos que no pertenecía a ninguna familia adinerada, que estudió con becas, pero con mucho esfuerzo, talento y ambición ha llegado a ser el número uno. Veo con tristeza cómo desaparecen los buenos periodistas de las redacciones, los que tenían buenas fuentes, pero para los empresarios ganaban un sueldo demasiado alto. El profesor Alfonso Sánchez-Tabernero, que ha estudiado durante años los medios en los Estados Unidos y en España, afirma que el futuro está en el binomio calidad más buena gestión en lo económico y en los equipos humanos: con mileuristas solamente no se conseguirá la calidad y los medios no tendrán futuro.
Salvador Aragonés

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