La gran responsabilidad de Rajoy: diálogo fluido con todos para solucionar la crisis

Ha sido una gran victoria del PP, pero no ha “roto” en el País Vasco y Catalunya

Por Salvador Aragonés

Periodista y Profesor de la UIC

                El Partido Popular, con Mariano Rajoy al frente, ha conseguido el mayor éxito electoral de su partido, y no solo el domingo, sino también en mayo donde consiguió barrer el mapa autonómico y local. Ahora no habrá paliativos de ningún género para que el centro-derecha no dé soluciones a la crisis. Pero esta crisis es tan profunda que no saldremos de ella como no sea con el concurso de todos, de todas las fuerzas políticas, económicas y sociales.El pueblo español le ha puesto en sus manos un enorme poder. Ahora toca a él gestionarlo de modo equilibrado, sin sectarismos, pero con firmeza, para sacar al país de la crisis.

                Del resultado abrumador del Partido Popular quedan dos manchas en las que el tsunami azul no ha roto los diques: en el País Vasco, donde ha conseguido el mismo resultado que en las anteriores elecciones genrales, y en Catalunya, donde aunque ha mejorado el resultado, el voto perdido del PSC ha ido mayoritariamente a Convergència i Unió y a ICV-EUA y a la abstención. Se ha registrado un avance del PP, pero no rompedor. En Catalunya han pasado tres cosas: el hundimiento del “aparato” del PSC actual, utilizando a Carme Chacón como cabeza de cartel; el aval de la ciudadanía al gobierno de CiU, con los recortes incluidos (por eso Artur Mas participó tanto en la campaña), y un avance no espectacular del PP.

EL PSC

                El PSC, a las puertas de un congreso, convocado para antes de Navidad –el Congreso del PSOE será en febrero, como ha anunciado Zapatero-- estas elecciones han actuado como un rechazo de la política que hasta ahora ha llevado a cabo el “aparato” del partido, es decir Montilla, Zaragoza, Iceta (por cierto éste no salió en la foto del domingo), Chacón y Nadal. La apuesta congresual ha de ser renovadora de arriba abajo. Ya no valen paños calientes, remiendos o dobles juegos. Los 25 diputados que obtuvo en la anterior legislatura no han servido para el ciudadano y los ha dejado en 14. Cara amarga la de Carme Chacón, quien contaba tras las elecciones escalar la cúspide del PSOE, pero en Ferraz han comentado ya que esta candidata es “floja”, y confirman su impresión anterior cuando quiso hacer un pulso a Rubalcaba. El “chaconazo”, como le llaman algunos medios de Barcelona, no ha tenido éxito y esto aparcará a esta joven política de la primera fila del socialismo por un tiempo, a pesar de los apoyos que ha recibido hasta ahora de Zapatero y de Montilla (dos derrotados).

                El PSC ha sido el partido que más poder ha tenido en Catalunya: tenía el gobierno  central, el gobierno de las Generalitat, las diputaciones y todos los ayuntamientos importantes. El PSC llegó a controlar más del 95 por ciento de los recursos públicos de Catalunya hasta el año 2010. Por eso un día le pregunté a la vicepresidenta del partido, Manuela de Madre, en un debate público en Barcelona, si no le daba un poco de vértigo tener tanto poder y tantos medios económicos que gestionar en Catalunya. Su respuesta me inquietó, porque me di cuenta de que no era consciente de que los catalanes un día le pedirían cuentas al PSC de cómo había gestionado todos los recursos de los catalanes.  Pensaba el PSC que llamándose de izquierdas, ir contra el PP (el enemigo número uno) y contra los “recortes” de CiU, le bastaba. Pues no. La estrategia no ha funcionado, porque ellos han gestionado casi dos lustros el poder en Catalunya, y no ha gustado a los electores, porque han derrochado mucho, mucho más dinero de lo que tenían. El PSC deberá decidir ahora si ser la versión del PSOE en Catalunya, o tener voz propia, o seguir en la ambigüedad actual.

CiU

                En cuanto a CiU, una formación política que gobierno y no precisamente dentro de la abundancia, ha sabido romper su techo y ganar por vez primera las elecciones generales en Catalunya. Refrendo por tanto a las políticas de austeridad de Artur Mas, que demuestra que las mayorías no están en la calle, sino en las urnas. CiU así tiene un importante poder municipal, el Gobierno de la Generalitat, y con el voto del domingo, le ha dicho a Rajoy que si quiere contar con Catalunya debe llamar a la puerta de CiU y su gobierno. El nacionalismo catalán mantiene su fuerza, pero el Pacto Fiscal, no ha recibido el apoyo de la mayoría de los catalanes (PSC y PP no lo han apoyado), como tampoco han apoyado una línea independentista. Porque una cosa es salir a la calle y otra ganar en las urnas.  Oriol Pujol, número dos de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), se propuso como número dos en la lista por Madrid. Dos días después no sólo dejó de estar en las listas, sino que el partido lo ha mantenido “aparcado”, sin salir a la palestra en los mítines, y la noche de la gran victoria de CiU, se le veía perdido porque no era “su” victoria. Ciertamente, en el Hotel Majèstic se oían gritos de “Independència, Independència!”, pero el resultado electoral no favorece la articulación del independentismo.

Partido Popular

                En cuanto al Partido Popular, Rajoy ha tendido una mano a todos. Como debe ser porque la crisis no la resolverá el PP solo. Las urnas le han dicho que debe contar con los nacionalismos catalán y sobre todo vasco, además de con el PSOE. El PP sigue teniendo las “asignaturas pendientes” de Catalunya y del País Vasco, de encajar a catalanes y vascos dentro de una España plural. No es un reto de hoy para mañana, pero ahora tiene su gran oportunidad con el control de todas las autonomías (a falta de la andaluza). Rajoy ha dicho que las convocará, pero ¿qué les dirá? Hay que partir de la base que Catalunya y el País Vasco son autonomías distintas a las del resto de España, que tienen una personalidad y peculiaridades propias, y requieren un trato diferenciado, sin que se deslicen hacia la independencia. En el País Vasco el voto ha sido independentista y la caída del PSOE no ha beneficiado en votos al PP que se ha mantenido con los mismos. En las próximas elecciones autonómicas vascas, el independentismo se instalará en el gobierno de Vitoria. Al mismo tiempo habrá que gestionar el final definitivo de Eta. Políticamente éste será uno de los grandes retos de Rajoy.

                En lo económico y social, si el líder del PP anuncia con mucha rapidez algunas medidas económicas –sin esperar la Investidura como presidente del Gobierno--  calmará a los mercados, creará confianza entre la población y sería ya un primer paso hacia la solución de las crisis que es el principal problema de España: la reactivación económica y con ella la creación de empleo. Para ello necesitará agallas, tacto, capacidad de diálogo y de pacto, y sentido de Estado. Rajoy cuenta para ello con cuatro años por delante de gobierno con una cómoda mayoría parlamentaria, y además con el poder autonómico y local de tres cuartas partes de España. Si fracasa –ahí está su responsabilidad—no fracasará él, sino tras el descalabro del PSOE por su ineptitud en la gobernanza de España, fracasará todo el país y volveremos a los siglos XIX y XX donde España vivía aislada del mundo, esperando que el turismo nos salve la balanza de pagos. Así pues, Rajoy si fracasa no fracasará él personalmente, ni su partido, sino España. Esta es la gran responsabilidad que tiene entre sus manos. 

ICV y ERC

                En definitiva, la hemorragia de votos del PSC, en Catalunya, ha beneficiado a CiU que ha superado el millón de votos, ha ganado 240.000 votos y ha hecho del “sorpasso” (ha adelantado) al PSC el cual por poco se queda en la mitad de sus efectivos del año 2008 pues ha perdido más de 760.000 votos. El Partido Popular ha ganado 100.000 votos en relación a las anteriores elecciones generales, e Iniciativa per Catalunya (ICV-EUIA) ha ganado casi 100.000 votos, mientras que Esquerra Republicana ha perdido casi 50.000 votos después de tantos cambios en los que el electorado ya no sabe cuál es la “cara” de su partido. La participación en Catalunya no ha sido alta (66,8 por 100 si tenemos en cuenta el 70,3 por 100 de participación en las anteriores elecciones). Esta menor participación sin duda es voto socialista que se ha quedado en casa.   

                Finalmente cabe señalar que los votos en blanco y los nulos no han sido significativos, y en consecuencia ni los “indignados” ni los jóvenes han desertado, aunque a nadie se le escapa que habrá que cambiar cosas en el sistema político, como el Senado y el Tribunal Constitucional, además de las listas abiertas o los techos electorales. ¿Habrá reforma constitucional? De momento no parece, pero tampoco se descarta a medio plazo.