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A propósito del fracaso escolar

Empezó el curso en Catalunya con la pesadilla de si este año el fracaso escolar aumentará o disminuirá, de si estaremos a no a la altura de la media de los países de la OCDE en materia de conocimientos, aptitudes y habilidades, o seguiremos en el furgón de cola.

Desde mi experiencia docente universitaria y como padre de familia numerosa, puedo decir que el bajón que van teniendo año tras año los alumnos en conocimientos y aptitudes es notorio. Ahora la Universidad empieza el sistema llamado de “Bolonia”, que equivale a decir la homologación de los estudios superiores entre los países de la Unión Europea. Mi pregunta es, ¿cómo van llegar a Bolonia si no han pasado por “Pisa”? El Informe Pisa dice, y es verdad, que a los alumnos les falta ”comprensión lectora”, es decir que no entienden lo que leen. ¿Cómo se puede construir el edificio del conocimiento, la sociedad del conocimiento, si los alumnos no entienden lo que leen? ¿Cómo es posible que los alumnos pasen a ESO, a Bachillerato y a la Universidad y no entienden lo que leen, o cometen numerosas faltas de ortografía en sus textos? Y el que no entiende lo escrito, tampoco sabe escribir…

La explicación es sencilla. Las autoridades políticas, los padres y los centros, no quieren que aumente el fracaso escolar, por lo que los alumnos han de aprobarla Enseñanza Primaria por poco que sepan. Los profesores, presionados por el centro, los padres, los alumnos y la inspección, acaban cediendo. Los alumnos llegan así a ESO con escaso esfuerzo y menores conocimientos, y aquí vuelve a reproducirse el problema: los políticos de la Conselleria, los padres, los alumnos, el centro escolar y la inspección, quieren que haya el máximo número de aprobado en ESO, “para evitar que aumente el fracaso escolar”, y los profesores, cansados, ceden porque están, desgraciadamente, en el último peldaño de la pirámide educativa hoy por hoy. Muchos alumnos aprueban en una semana, en la de recuperación de junio, lo que no han estudiando a lo largo del curso.

En bachillerato se repite lo mismo, pues la escasez de conocimientos y el más escaso esfuerzo de los alumnos, unido a su adolescencia e inmadurez, pasan los cursos con la ayuda (le llamaría presión) de los padres, la Conselleria, el centro que debe dar buena imagen, y llegan así a la Selectividad. Aquí, otra vez lo mismo: deben pasar los alumnos y poder elegir sus carreras de primera opción en porcentajes superiores al 70, 80 por ciento. Si no es un fracaso político, del sistema.

Y van a matricularse a la Universidad, todos contentos y felices, porque este año el fracaso escolar no ha aumentado, o ha disminuido ligeramente. Como nadie da lo que no tiene, no pocos de los que se matriculan en carreras tecnológicas no saben matemáticas ni saben razonar como las materias requieren, y los que se inclinan por carreras humanísticas, no saben escribir, cometen errores ortográficos de bulto y no entienden los textos que les pone el profesor, que se inicia en el modelo llamado de “Bolonia”. Vuelvo a preguntar: si no han pasado por Pisa, ¿cómo pueden llegar a Bolonia? Estoy personalmente alarmado porque algunos que mandan en el sistema pueden tener la tentación de rebajar el fracaso escolar a base de aprobar a más alumnos, sean cuales fueran sus conocimientos: esto sería el método más eficaz de aumentar la ignorancia de nuestros hijos.

Sé que en una carta es difícil simplificar tanto, pero la conclusión a la que quiero llegar es que la causa del problema no está en los centros, en los profesores, en los padres, en las inspecciones, no: la causa del problema del fracaso escolar en Catalunya, y también en España, está en el sistema educativo. Cada gobierno ha hecho su ley Orgánica, y en los últimos 30 años el sistema escolar ha dado bandazos, bajando la calidad cada vez más, por la falta de un consenso político general en materia educativa, y porque la educación es carne de cañón ideológico. En Alemania, Bélgica, Francia, Gran Bretaña y muchos otros países de la Unión Europea eso no pasa. Nuestros alumnos –en general—salen menos preparados que en el resto de Europa… Y empieza verse que algunos inmigrantes, que saben lo que vale un peine, empiezan estar por encima de los nativos en conocimientos y esfuerzo. Habrá que preguntarse ¿qué catalanes tendrá la Catalunya del futuro?
Salvador Aragonés

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