La política catalana y española se parece cada vez más a un
esperpento, como diría Ramón María del Valle-Inclán. Parece una sucesión de
hechos desatinados y a veces grotescos. En este artículo señalaremos algunos de
estos hechos esperpénticos, sin querer agotarlos todos, en la política catalana.
Comenzó el año 2016 con el esperpéntico pacto entre JxS y la
CUP con la retirada de Artur Mas y el ascenso del número 3 de JxS por Girona,
Carles Puigdemont, que no estaba en la lista de presidenciables ni se lo
esperaba. Fue producto de las intrigas en los despachos de la CUP y de JxS.
Después, en Girona, aparece un alcalde esperpéntico. No es
que no lo eligiera nadie, sino que CDC se fijó para descubrirlo (Puigdemont
dejó el cargo al salir presidente de la Generalitat) tuvo que buscar al final del
saco de la lista municipal, al número 19, y nombrar a Albert Ballesta.
Esperpéntico fue cuando al tomar posesión del
cargo se acordó de las letanías independentistas, pero se olvidó de lo
imprescindible: prometer el cargo. Se repitió el acto, esta vez con promesa. Le
siguió la petición de que la Fundación Princesa de Girona cambiara de nombre,
cuando ¡es una Fundación privada!, y que no asistiría a los actos organizados
por esta fundación, una de las que realizan un trabajo social más bien hecho de
Girona.
Todo muy democrático. Catalunya tiene un President que no ha
sido elegido por el pueblo directamente, sino que ha salido de los despachos de
los políticos independentistas. Y Girona –a la que siempre he considerado una
república aparte—tiene un alcalde que ha salido de las catacumbas de la lista
municipal de CDC, y tampoco lo ha elegido el pueblo. Todo muy democrático.
El nuevo President de la Generalitat tiene tres
“controladores” de hierro: Neus Munté, Oriol Junqueras y Raül Romeva. A Romeva
se le encarga la cartera de Asuntos Exteriores, o sea negociar los traspasos
con Madrid. Otro esperpento. Romeva no pertenece ni a CDC ni a ERC, los dos
partidos de JxS, y tiene que negociar los “traspasos”, cuando no hay nada que
traspasar, sino que “desenganchar” de Madrid. Si fracasa, habrá fracasado él,
pero ni debería afectar ni a CDC ni a ERC. Astuto esperpento.
Oriol Junqueras es el más esperpéntico de todos, al ocuparse
de la economía y finanzas de la Generalitat, cuando los bonos “soberanos” de
esta son considerados por las agencias de calificación inernacionales, como
bonos basura totales, con valor cero. Junqueras dirá por activa y pasiva que
Madrid no quiere darle dinero, y que si no cumple con el déficit no será porque
gasta más, sino porque está atado de pies y manos por Madrid. Catalunya
incumple de nuevo con el déficit, es la principal comunidad incumplidora. Pero
qué más da. “Vivimos momentos excepcionales” y hay que decir al mundo entero
que “¡España nos ahoga!”. Aunque nadie lo oiga, sí lo oyen y se lo creen los
indepes catalanes, que ya es mucho. Esperpéntico.
Esto ocurre solo al empezar andar. Pero la campaña continúa,
El gobierno de Madrid, aunque esté en funciones, es antidemocrático, no es un
Estado de derecho, nos roba, nos ahoga, nos imposibilita respirar, y otros
piropos. “¡Queremos votar!”, decían en otra ocasión. Lo más democrático es
votar, añadían. Pero, claro, votar solo cuando ellos digan, o quieran. Votar de
nuevo en marzo repitiendo las elecciones autonómicas en las que no se ganó el
plebiscito, eso no. Antes pactar con los bolivarianos, secuaces de Maduro, de
la CUP. Esperpéntico.
Quien los haya escuchado, sabrán que quieren que todo se
haga democráticamente, que los procedimientos sean transparentes, pero ¿son
democráticamente transparentes las elecciones del President de la Generalitat y
del alcalde de Girona? Pero, claro, no
hay que ser tan finos porque “vivimos momentos excepcionales, para los que se
requieren decisiones excepcionales”. Franco gobernó España 40 años instalado en
la excepcionalidad. Que no nos repitan el argumento, nombrando a dedo y tomado
decisiones que no resisten las esencias democráticas.
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